sábado, 9 de noviembre de 2013

MANUEL BORRÁS reseña CIELO PARCIALMENTE NUBLADO


En el boletín de Libélula Libros, la selecta librería que hace las delicias de los lectores en Manizales, el fundador de la maravillosa editorial valenciana Pre-textos, comenta mi novela más reciente.



Octavio Escobar Giraldo es uno de esos novelistas que me sorprende constantemente. Ahora, en lo que a mi sorpresa respecta, le ha tocado el turno a su última novela, Cielo parcialmente nublado, novela de carácter histórico que propone colateralmente una semblanza emocional de Manizales. Su protagonista, exiliado en España desde hace trece años, debe llevar a cabo un inevitable regreso a su pasado, reclamado por la salud mental de su padre, víctima de la tensión sufrida por la ciudadanía rasa durante los diálogos de paz entre el gobierno y las FARC en 1999. Pero aunque sea un asunto de amor el que lo llevara a España y un asunto de (otro tipo de) amor el que lo devuelve a Colombia, lo cierto es que se percibe un miedo latente en la relación del protagonista con su país natal.
Algo que, por otro lado, no es privativo de él, pues en mayor o menor medida el temor a la violencia y la injusticia mantienen en estado de alerta la conciencia colectiva de la galería de secundarios que aparecen en la novela.

En ese clima enrarecido se desarrolla una trama de recorrido lineal, estructura sencilla y lenguaje diáfano. Porque más que de la historia, Cielo parcialmente nublado es expresión de la intrahistoria. Así, los personajes nada tienen de complejo ni de extraordinario; quiero decir: se trata de gente llana que vive llevada por la cotidianeidad. Ni grandes acontecimientos ni grandes caracteres, ni héroes ni antihéroes. Aquí se plantea, por decirlo de algún modo, una ética y estética democráticas. Así lo demuestra que gran parte de las argumentaciones se sustentan en diálogos, y que éstos fluyan como en una escena cinematográfica, o que simulen la espontaneidad de una conversación en directo. Con estos recursos, el autor consigue que la lectura resulte ágil, habilidosa, fácil y muy grata.

Paralelamente, según he apuntado, la trama encuentra la manera de maridar el carácter histórico con el sentimental. El protagonista se enfrenta a fantasmas de su pasado que, ahora sí, dan relieve y complejidad a su carácter. Así, el reencuentro con amigos, ex novias y familiares remueve posos emocionales que le despiertan, para bien o para mal, conflictos. Y quizá el mayor de todos lo sufra al enfrentarse a su ciudad, Manizales, con la que mantiene un auténtico duelo interior: de la admiración al odio, pasando por el sometimiento para llegar al amor. Un vínculo extraordinario que lo preña todo de sentidos, o mejor: de puntos de fuga. Ése es el corazón de esta novela, cuya lectura recomiendo encarecidamente.

Entrada afín: http://destinosintermedios.blogspot.com/2013/05/cielo-parcialmente-nublado.html

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