Historia de espionaje y política internacional traducida a más de 20 idiomas y muy apetecida por los lectores de su tiempo, Misiles contra Londres es una buena oportunidad para apreciar cómo se manufacturaban best sellers en una de sus épocas gloriosas -Frederick Forsyth, Harold Robbins, Irving Wallace-, los años setenta. Podrá conseguirse en pasta dura y en versión electrónica.
lunes, 31 de diciembre de 2012
REEDICIÓN DE EXITOSA NOVELA DE TONY FLOWERS
Historia de espionaje y política internacional traducida a más de 20 idiomas y muy apetecida por los lectores de su tiempo, Misiles contra Londres es una buena oportunidad para apreciar cómo se manufacturaban best sellers en una de sus épocas gloriosas -Frederick Forsyth, Harold Robbins, Irving Wallace-, los años setenta. Podrá conseguirse en pasta dura y en versión electrónica.
jueves, 6 de diciembre de 2012
POEMAS DE FELIPE GARCÍA QUINTERO
Desde que Felipe García Quintero (1973) alcanzó el Premio Internacional "Pablo Neruda" apenas comenzando el milenio, quedó claro que un gran poeta escribía desde la periferia, alejado de los centros literarios del país y de sus camarillas. Desde entonces ha publicado sus libros en Colombia, Venezuela y España, ha compartido el Premio Nacional de Literatura del Ministerio de Cultura y ha ejercido la docencia universitaria en la Universidad de Cauca. Creador y director de una revista ejemplar, Ophelia, por ahora en pausa, en los últimos meses volvió a demostrar su incuestionable talento al ganar varios concursos, entre ellos el Eduardo Cote Lamus, uno de los más importantes del país, concedido a Terral por un jurado compuesto por Juan Manuel Roca, Antonio María Flórez y Manuel Iván Urbina.
Los siguientes poemas pertenecen al mencionado libro.
Bosteza
la vaca de ojos mansos.
La
hierba cómo abriga.
Sobre
su lomo latente la garza
camina
y camina.
El
silencio cuánto espera
si
en la tarde se detiene el viento del sueño
y
las nubes se espabilan.
El
sol de mis cenizas abraza el sosiego.
CABALLO
Como la sombra pasta luz de la distancia,
el alto cielo se entrega al vocablo que abreva en la mirada.
La hierba paciente bajo los cascos del
caballo hace compañía al viento solitario.
Sitia la lejanía sus visiones y comienza
el fuego por venir con el murmullo de los pájaros al alba, ese aire tardo de la
arbolada.
Lo que tanto camina la montaña de
entonces es el silencio próximo de la mañana.
Le
fue dado un rostro a la piedra
porque
el cielo reposa en ella.
El
río la escucha si el viento le conversa.
Del horizonte despierta la sombra,
y
con la voz de los pasos la piedra se aleja.
Un
pájaro silente en sus alas la lleva.
Rigor del aire la montaña erguida de la
tarde; la espina en la mano solitaria es la distancia.
Así por siempre la desnudez del cielo,
con la piedra, su vigilia y voz lejanas, quedan como pasos de otras tantas
ramas.
Ante
el muro arde la blanca línea del paisaje.
Tan próxima la flor del latido que
oculta la hierba del aliento reverdece.
Rostro
de la sombra es también la mirada, el goteo incierto de la luz exacta.
Ya
en el corazón del latido asomará la mañana.
AL SOL
Pocas
letras tiene el cuerpo a su lado
para
decir la luz de todo lo mirado.
Cuánto
olvido en la mano se inclina
si
callada en la noche la sombra camina.
Como
el árbol sin ser más visto crece
por
siempre en lo que ahora perece.
La
flor que aún no brota del aliento
es
agua que todavía no bebe el viento.
La mañana libre y solitaria clama
a
la hierba el leño del sol en su rama.
Mar
del aire y en el cielo empezando a latir
el
corazón de bajeles cruza un solo sentir.
Si
la sombra del sol fue la última semilla
la
mirada deja en el rostro del río otra orilla.
Del
polvo es el comienzo de todo vuelo
la
ceniza que abriga la voz del consuelo.
Y
para lo pequeño del nombre está el rayo
si el sol de la tarde ilumina lo que callo.jueves, 29 de noviembre de 2012
LA CUEVA POR COLOMBIA
Heredera de un momento cumbre de la cultura colombiana, que se puede resumir en unos cuantos apellidos: García Márquez, Cepeda Samudio, Obregón, Grau, Vargas, Fuenmayor, Vinyes; la Fundación La Cueva desarrolla sus actividades tanto dentro como fuera de Barranquilla. Ya son bien conocidos su Carnaval Internacional de las Artes y su Premio Nacional de Cuento, pero tal vez ha tenido menos resonancia su programa La Cueva por Colombia, que invita cuentistas de todo el país a otras regiones, para que compartan con los lectores en formación su amor por este género y las cualidades que convierten pocas páginas en uno de los placeres más perdurables. Como escribe Heriberto Fiorillo, director del proyecto y editor del libro: "Saber cómo se construyen los cuentos fortalece en los muchachos la curiosidad por las historias, por el papel del lenguaje en la armazón de la realidad, las distintas maneras de manipular toda clase de sentidos y significados, el sortilegio de cautivar con las palabras y el aprender a leer entre líneas".
Convocados también artistas plásticos que acompañan a niños y jóvenes en el proceso de "ilustrar" las historias que escuchan de viva voz, el resultado de estas sesiones está reunido en este libro, doscientas cuarenta y cuatro páginas de literatura, dibujos, entrevistas, trazos en crayola, fotografías y pasión, que lleva el número 3 porque en años precedentes se compiló también el resultado de esta actividad en Barranquilla y en el departamento del Atlántico.
¿Y por qué nace un cuento?, es la pregunta recurrente. Me gusta la respuesta de Paul Brito: "En todo caso siempre nace de un juego: de la necesidad de volver a jugar como cuando era niño y de divertirme con las palabras que son los únicos juguetes que me quedan de esa época".
lunes, 19 de noviembre de 2012
MINICUENTOS (Shua, Arreola, Valenzuela, Cabrera Infante, Monterroso)
Ana María Shua
Sueño # 69. Despiértese
Despiértese, que es tarde, me grita desde la puerta un hombre extraño.
Despiértese usted, que buena falta le hace, le contesto yo. Pero el muy
obstinado me sigue soñando.
Sueño # 250. Manzana
La flecha disparada por la ballesta precisa de Guillermo Tell parte en
dos la manzana que está a punto de caer sobre la cabeza de Newton. Eva toma una
mitad y le ofrece la otra a su consorte para regocijo de la serpiente. Es así
como nunca llega a formularse la ley de la gravedad.
Clases de gimnasia
Para aumentar la flexibilidad de troncos y ramas, evitando así
quebraduras provocadas por ráfagas intempestivas, clases de gimnasia para
árboles se ofrecen. Individuales y a domicilio. Precios especiales para
bosques.
Sueño # 108
Yo contra los huevos fritos no tengo nada. Son ellos los que me miran
con asombro, con terror, desorbitados.
Juan José Arreola
Armisticio
Con fecha de hoy retiro de tu vida mis tropas de ocupación. Me
desentiendo de todos los invasores en cuerpo y alma. Nos vemos las caras en la
tierra de nadie. Allí donde un ángel señala desde lejos invitándonos a entrar:
Se alquila paraíso en ruinas.
Cuento de horror
La mujer que amé se ha convertido en fantasma. Yo soy el lugar de las
desapariciones.
Cláusulas
1- Las mujeres toman siempre la forma del sueño
que las contiene.
2- Cada vez que el hombre y la mujer tratan de
reconstruir el Arquetipo, componen un ser monstruoso: la pareja.
3- Soy un Adán que sueña el paraíso, pero siempre
despierta con las costillas intactas.
4- Boletín de última hora: En la lucha con el
ángel, he perdido por indecisión.
5- Toda belleza es formal.
Luisa Valenzuela
Este tipo es una mina
No sabemos si fue a causa de su corazón de oro, de su salud de hierro,
de su temple de acero o de sus cabellos de plata. El hecho es que finalmente lo
expropió el gobierno y lo está explotando. Como a todos nosotros.
GUILLERMO CABRERA INFANTE
Canción cubana
¡Ay, José, así no se puede!
¡Ay, José, así no sé!
¡Ay, José, así no!
¡Ay, José, así!
¡Ay, José!
¡Ay!
AUGUSTO MONTERROSO
La fe y las montañas
Al principio la Fe movía montañas sólo cuando era absolutamente necesario, con lo que el paisaje permanecía igual a sí mismo durante milenios. Pero cuando la Fe comenzó a propagarse y a la gente le pareció divertida la idea de mover montañas, éstas no hacían sino cambiar de sitio, y cada vez era más difícil encontrarlas en el lugar en que uno las había dejado la noche anterior; cosa que por supuesto creaba más dificultades que las que resolvía.
La buena gente prefirió entonces abandonar la Fe y ahora las montañas permanecen por lo general en su sitio. Cuando en la carretera se produce un derrumbe bajo el cual mueren varios viajeros, es que alguien, muy lejano o inmediato, tuvo un ligerísimo atisbo de fe.
El dinosaurio
Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí.
miércoles, 14 de noviembre de 2012
VENTAJAS DE SER INVISIBLE
Título en español y en inglés que por su tema -adolescentes norteamericanos que buscan superar la preparatoria-, parece menos de lo que es. Su director y guionista, Stephen Chbosky, también autor del libro en el que se basa, consigue lo mejor de unas situaciones que nos han repetido hasta el cansancio, apoyándose en una banda sonora muy buena, pero que tampoco es novedad. Vemos lo mismo pero distinto, asistimos a rituales que el cine ha convertido en rutina, y sin embargo el sabor es diferente. Hay sorpresa en la cotidianidad, pequeños giros que dislocan un orden social al que nos han acostumbrado. Actuaciones sobresalientes, grandes momentos que no requieren de excesos dramáticos, insinuaciones y silencios que van construyendo versiones en la mente del espectador. Esta película, con estrellas ascendientes -Logan Lerman, Emma Watson, Ezra Miller-, y actores superando los estereotipos en los que los han encasillado -Paul Rudd, Dylan McDermott-, es una grata sorpresa, menos comercial de lo que parece.
jueves, 1 de noviembre de 2012
CANTAUTORES
Esta entrada -y no pido perdón en nombre de la amistad-, es un saludo, un guiño a los amigos de http://lalocadelacasa1.blogspot.com/, particularmente a uno. La protagoniza Luis Pastor, un reconocido cantautor extremeño que está en la lucha desde la época del franquismo. Seguramente ustedes identificarán a algunos de los participantes en este video que rememora, explica, sugiere y, por supuesto, contesta.
miércoles, 26 de septiembre de 2012
POESÍA ESPAÑOLA CONTEMPORÁNEA
UN PANORAMA DESDE MI BIBLIOTECA
Antonio María Flórez
Antonio María Flórez
INTRODUCCIÓN
Dicen algunos historiadores que el siglo XX se acabó cuando
cayó el Muro de Berlín y desaparecieron los regímenes comunistas del Pacto de
Varsovia en 1989 y que el siglo XXI empezó con algunos hechos significativos
como fueron los atentados terroristas de Nueva York, el fin de la guerra en la
antigua Yugoslavia (2001), el inicio de la guerra en Irak (2003) y los ataques
terroristas de Madrid (2004) y Londres (2005). Por medio, una larga transición
caracterizada por grandes avances tecnológicos y la globalización de la
economía con un claro acento neoliberal que mostró el fracaso de su modelo con
la crisis que estalló en 2008 y que está cambiando el orden mundial y la
relación de poder de los países, al afianzarse y surgir nuevos líderes
económicos como China, India o México o Brasil. Esto es lo que ha sustanciado
estos primeros años del nuevo siglo.
A ello habría que agregarle en Europa y España una franca
debilidad estructural que las ha sumergido cada vez más hondo en una crisis a
la que no se le ve una fácil salida ni solución. A la pérdida de influencia de
toda índole en el ámbito mundial se le han de sumar los conflictos internos,
los problemas migratorios, el paro galopante, la crisis interesada de la deuda,
los “rescates” mezquinos de importantes economías, la cada vez más clara
conformación de una Europa insolidaria de dos velocidades; la sempiterna crisis
de valores, la corrupción sabida y más percibida por la sociedad de la clase
política y la dirigencia económica y empresarial. En España, además, el difícil
manejo y encaje del tema de ETA, la crispación continua entre los dos partidos
mayoritarios y la insaciabilidad de las peticiones y reivindicaciones de las
autonomías históricas que no contribuyen mucho a la paz y a la estabilidad
político administrativa.
La irrupción de las nuevas tecnologías rompiendo paradigmas
comunicativos, el relativismo de los valores artísticos que apunta Fumaroli en
una sociedad de la frivolidad y del espectáculo que el Nobel Vargas Llosa
señala en su último libro La civilización
del espectáculo (2012). Las nuevas formas de difusión de la literatura y
del pensamiento, el debate sobre los derechos de autor y la propiedad
intelectual de las creaciones, que necesariamente terminarán afectando el acto
creativo y los formatos de contención y muestra de tal manera que desaparecerán
tanto el autor como el lector literario convencionales (Suso del Toro),
seguramente tendrán reflejo en los creadores, sean de viejo o nuevo cuño. Jordi
Llovet plantea el inicio de un tiempo distinto a la vez que finiquita la
“Civilización Occidental”, aunque Julio Llamazares es tajante en afirmar que
nada ha cambiado en esencia, solamente la superficie.
Las artes miran el presente y se ocupan de él, así también
la poesía. Hablar de la poesía española contemporánea implica reconocer que no
hay una voz o tendencia predominante, que coexisten autores de muy diversas
épocas y edades que están en plena ebullición creativa y que dicen con lucidez
cosas muy válidas sobre la realidad y el presente, pero también sobre los
anhelos, deseos y sueños que agitan sus seres, sobre sus concepciones políticas
y sociales, sus reflexiones filosóficas o, en fin, sobre cualquier otro asunto
que les ocupe o preocupe en su jardín interior o el mundo que les rodea y
habitan. En esta muestra, por tanto, aparecen autores nacidos tanto en la
década de los treinta como de los ochenta, adscritos a distintas corrientes,
desde la poesía de corte social de los cincuenta, de la poesía del silencio, de
los Novísimos, de los Postnovísimos, de la Poesía de la experiencia, de la
Poesía metafísica, del Irracionalismo, del Realismo sucio, las tendencias conciliadoras de finales del siglo
y las indefinibles y todavía no encasillables nuevas generaciones que se mueven
con absoluta naturalidad por todos los medios que le ofrecen las nuevas
tecnologías.
Así, pues, aparecen aquí, por ejemplo, Gamoneda y Margarit
porque entiende uno que la edad no es óbice para hablar del hoy y
contemporáneamente, con decir silente el uno y arquitectura más clásica, el
otro, dado que el poeta trasciende las épocas y su voz no tiene edad. Recogemos
textos del último Gimferrer abundando en su ardiente discurso novísimo aunque
ahora más contenido. Se incorporan poemas de García Montero, una de las voces
más significativas de la llamada poesía de la experiencia que se convirtió con
algunos de sus artífices en prácticamente la voz dominante de la poesía
española en las dos décadas finales del siglo veinte; al igual que de Álvaro
Valverde, coetáneo suyo pero con un tono más reflexivo y metafísico, deudor de
la llamada poesía del silencio que hoy ocupa un espacio relevante en el
contexto poético nacional. Así mismo, textos de Juan Carlos Mestre, Basilio
Sánchez y Vicente Valero, tocados de cierto irracionalismo hermético con
pinceladas ecologicistas. Poemas de ecos surreales como los de Francisco Javier
Irazoki o Fernando Aramburu, pertenecientes al grupo Cloc y a la revista vasca
Kantil, residenciados hace años en Francia y Alemania respectivamente. La
ironía contenida de Elías Moro, el culto al cuerpo en González Iglesias, la
brevedad en Carlos Medrano o la narratividad en Eduardo Moga. Por supuesto, no
faltan las voces femeninas, con mayor
representación en las últimas generaciones, como Chantal Maillard y su poesía
de corte filosófico, Efi Cubero y sus poemas intimistas, María José Flores y
Ada Salas con sus textos minimalistas, Rebeca Álvarez y sus versos sobre el
desamor o Ana Gorría y sus particulares visiones de la cotidianidad. De los más
jóvenes, algunas voces sumamente interesantes por su desparpajo, escepticismo,
experimentalismo y manejo de las redes sociales, como Calvo Galán, creador de
esa inmensa cadena poética que es Las afinidades electivas, y sus poemas
visuales en la onda de los de Antonio Gómez y Juan Ricardo Montaña; Anna-Lisa
Marí con su blog rabiosamente intimista, díscolo y descarnado, Álex Chico y sus
reflexiones sobre la ciudad, o la misma Elena Medel, precoz e imaginativa desde
su cotidianidad cuasi adolescente.
Debo decir, de otra parte, que esta selección está hecha a
partir de mi modesta biblioteca; de libros que yo poseo en ella, comprados,
recibidos por donación o en usufructo; y firmados o no por sus autores; en todo
caso, está hecha desde mis gustos y afinidades y mi cercanía a muchos de los
autores seleccionados o el conocimiento que de su obra tengo, pero siempre
apoyado en su valor contrastado, aparte del reconocimiento dado por la crítica
o los premios concedidos a sus obras; y siempre más allá e independientemente
de su visión o concepción de la poesía. La calidad y su capacidad para
emocionarme o transmitirme ideas o sentimientos, eso es lo que ha primado en
esta selección de la poesía española contemporánea que reúne un total de veintinueve
autores que espero les dé un panorama lo más completo posible de lo que hoy es
la España poética, multitonal, ecléctica y plural; y bastante desencantada con
el insufrible presente que le está tocando vivir y padecer.
ANTONIO MARÍA FLÓREZ. Don Benito, Badajoz, 1959). Escritor hispano-colombiano, se crió en Marquetalia. Médico especialista en drogas y deporte, se desempeñó como docente universitario y consultor ministerial en Colombia. Como gestor cultural creó la Asociación Colombo-Española de Manizales y la revista Aurocarbónica. También lideró el proyecto “Estrechando Círculos” entre Caldas y Extremadura. Ponente en varias ferias y congresos internacionales, algunos de sus textos se han traducido a otras lenguas (italiano, francés, portugués, danés, inglés y catalán).
ANTONIO MARÍA FLÓREZ. Don Benito, Badajoz, 1959). Escritor hispano-colombiano, se crió en Marquetalia. Médico especialista en drogas y deporte, se desempeñó como docente universitario y consultor ministerial en Colombia. Como gestor cultural creó la Asociación Colombo-Española de Manizales y la revista Aurocarbónica. También lideró el proyecto “Estrechando Círculos” entre Caldas y Extremadura. Ponente en varias ferias y congresos internacionales, algunos de sus textos se han traducido a otras lenguas (italiano, francés, portugués, danés, inglés y catalán).
Desplazados del paraíso (2003), Premio Nacional de Poesía “Ciudad de Bogotá”, Dalí. El arte de escandalizar (2004), Transmutaciones. Literatura colombiana actual (2009), Corazón de piedra (2011) y Bajo tus pies la ciudad, Premio Nacional de Poesía “Euclides Jaramillo Arango” (2012) son sus libros más reconocidos.
* * *
ANTONIO GAMONEDA
(Oviedo, 1931). Fue
empleado de banca. Formó parte de la resistencia intelectual contra el
franquismo. Gestor cultural. Ha colaborado con infinidad de medios como crítico
y ensayista. Obras en colaboración con
artistas plásticos. Se le concedió el Premio Reina Sofía y el Cervantes (2006).
Entre sus libros se
destacan: Sublevación inmóvil, finalista del Adonáis (1960), Descripción
de la mentira (1977), Tauromaquia y destino (1980), Edad,
Premio Nacional de Literatura (1987), Libro del frío (1992), Mortal
(1994), Libro de los venenos (1997), Arden las pérdidas (2003), Esta
luz (2004) y Canción errónea (2012).
Existían tus
manos
Un día el mundo se
quedó en silencio;
los árboles, arriba,
eran hondos y majestuosos,
y nosotros sentíamos
bajo nuestra piel
el movimiento de la
tierra.
Tus manos fueron
suaves en las mías
y sentí al tiempo la
gravedad y la luz
y que vivías en mi
corazón.
Todo era verdad bajo
los árboles,
todo era verdad. Yo
comprendía
todas las cosas como
se comprende
un fruto con la boca,
una luz con los ojos.
De
Exentos, I, en Edad, (2006)
*
La que calla y
desprecia; la que extiende
las mantas, la
madera, los sudarios
sobre la vida; la
que entiende el gesto
de los que existen y
no hablan; ésta
que advierte y sigue
con sus manos grandes
el movimiento de la
tierra y fija
el rostro de la luz,
ésta es la vieja
madre del miedo, la
que espera y calla.
De Exentos, II. Pasión de la mirada,
en Edad, (2006)
*
Soy el que ya
comienza a no existir
y el que solloza
todavía.
Es horrible ser dos
inútilmente.
De Lápidas, en Edad, (2006)
*
Ah vejez sin honor.
Y los adverbios
depositándose en el
alma.
Lágrimas en los
vasos prohibidos,
mariposas ávidas).
Sé de la furia del
pastor; viene apartando ramas
y ya es de noche.
Los adverbios
están cansados en mi
alma.
De Lápidas en Edad, (2006)
Sobre excremento de rebaños
Sobre excremento de rebaños, subo y me acuesto
bajo los robles musicales.
De
Libro del frío (1994)
No tengo miedo ni
esperanza
No tengo miedo ni
esperanza. Desde un hotel exterior al destino, veo una playa negra y, lejanos,
los grandes párpados de una ciudad cuyo dolor no me concierne.
De Libro del frío (1994)
JOAN MARGARIT
(Sanahuja, Lérida,
1938). Arquitecto, poeta y catedrático jubilado de la U. Politécnica de
Cataluña. Participó en el equipo que realizó el Anillo Olímpico de Barcelona y
en las obras de la Sagrada Familia. Escribe en español y catalán.
Ha escrito, entre
otras obras: Cantos para la coral de un hombre solo (1963), La dona
del navegant (1987), Llum de plua (1987), Joana (2002), El
primer frío (2004), Cálculo de estructuras (2005), Casa de
misericordia, Premio Nacional de Poesía (2008), Misteriosamente feliz (2009).
LA PRIMERA VEZ
La cita fue en la
plaza de Cataluña,
delante de la hilera
de los relojes
que marcaban la hora
en las ciudades del mundo.
Ya no he dejado
nunca de reír o de llorar por ti.
La luna ha estado
siempre en las ventanas
de nuestra vida, en
sus cristales fríos
como un reloj de
aquellos, que ahora marcan
el ayer y el mañana
en nuestro amor.
En alguna ciudad del
pensamiento
te estaré amando
cuando marque tu
hora solitaria
la esfera de la luna
sobre el mar.
De Casa de
misericordia (2008)
APILANDO LEÑA
El hombre suele
recoger del bosque
troncos caídos con
la tempestad.
Va apilando la leña
tras la casa.
De cada uno sabe
qué lo hizo caer,
dónde lo recogió.
En las noches más
frías, contemplando las llamas,
va quemando los
restos de lo que ama.
De Casa de
misericordia (2008)
EL
VENDEDOR DE ROSAS
Solitario y furtivo,
con su ramo,
va a locales
nocturnos en busca de parejas.
Lo he encontrado en
las calles cercanas a la Rambla
con una rosa sin
olor a rosas
en una noche sin
olor a noche.
Me perdí en las
traseras de la vida.
Una mujer que no
eres tú, en la sombra,
te ha robado los
ojos y llora. La ciudad
es una exacta y
monstruosa copia.
Como un Cupido
viejo,
pasa escupiendo el
vendedor de rosas.
Mientras se aleja,
pienso que a tu amor
no le perdones nada.
Ni el final.
De Casa de misericordia (2008)
CREMATORIO
Quemar los muertos
tiene una aureola
de noche, fuego,
olor de humo, ropas
que ondean con sus
vivos colores de banderas
a la orilla de un
ancho río rojo.
Pero este feo y frío
tanatorio
y el humo sin olor y
sin imagen
no dan ni para un
viento de hojarasca
en zapatos vacíos. Y
mi Ganges
cruza por la memoria
de aquel piso
junto a la Rambla al
que, de madrugada,
bañan con su
penumbra las luces de la calle.
Dentro de mí, ahora
que habéis muerto,
hay una luz debajo
de una puerta.
Como si os
dispusierais a partir.
De Casa de
misericordia (2008)
PERE GIMFERRER
(Barcelona, 1945).
Poeta, prosista, crítico literario y traductor. Es uno de los exponentes más
representativos de los Novísimos. Ha recibido infinitud de galardones tanto para
su obra en catalán como en español (Nacional de Poesía, Nacional de las Letras,
Reina Sofía, Anagrama de ensayo). Miembro de la Real Academia de la Lengua
Española desde 1985.
De entre sus libros
destacamos: Arde el mar, Premio Nacional de Poesía (1966), La muerte
en Beverly Hills (1968), Els miralls (1970), Mirall, espai,
aparicions (1981), El vendaval (1989), La llum (1991), Mascarada
(1996), Rapsodia 2011).
I
So here I am, in the mideele way, having had
twenty years-
Twenty years largly wated, the years o l'entre
deus guerres-
Tryring to learn to use words...
T. S.
Eliot
Se ha
desencuadernado por la mitad mi vida,
como el pienso del
alba se desploma en los sauces:
tiene el tacto de
cuero de la noche dormida
y el corazón de
hierro del pajar de la sombra.
Todo irreal: la caja
de las estalagtitas,
catedral de salitre
con en serrín del alba,
cuando lo que viví
se convierte en metáfora
y en mis manos el
dije de tus nalgas es oro.
Maleza: yo he vivido
de la luz de malezas,
la blonda del pasado
del color del percal,
la rueda de los
aires del agua de la noche
y el castillo de
agujas de tus ojos de hada
que ha sellado los
ojos de la torre de plomo.
Años ambiguos, años
de entrecruzarse a solas
con la esgrima
nocturna del zigzag de los astros,
años sin ver tus
ojos en el armario a oscuras,
la caoba del aire
despeinado en sus horcas.
En la laguna estigia
de mi cruel juventud
era el Leteo el río
de mis adolescencias,
porque cabe por
siempre demorar el pasado
para no repetirse en
la noche cromada.
Yo entregué el pedernal
de mi vida en tus manos:
una bomba
incendiaria en un pomo de flores,
una imagen de
arcilla que ha cuajado en la lava.
El arquitrabe rojo
que sustenta las noches
vive en la hoguera
de tus nalgas rosa;
el arquitrabe negro
de la luz
ha flechado los aires
de tu cuerpo.
Y así viví: en la
noria de un Prater de puntilla,
en el cielo de
otoño: Un in the air, carátulas,
el plató de la luna
desmochada en el viento.
Así viví: en un
parque de atracciones
desafectado ya, como
un guante vacío.
De Rapsodia
(2011)
VII
Toda existencia se
descifra en sueños,
como en clave de sol
la partitura,
como Virgilio late
en el hiperbáton,
susurrador, o duro
como el bronce:
avejentado como un
caimán rojo,
remontaré el pasillo
de la ciénaga;
me llevaré el jinete
del Carpaccio
a la plaza de lozas
de la villa,
como el dragón que
capitula al hierro
o el caballero vive
en el dragón:
yo interrogo al
fulgor combado de tus nalgas,
signo de algo más
allá de ti
y más allá de mí, no
revelado
a la mano, a los
labios, a los dientes,
arrebolado o cálido
o blanquísimo,
no entregado en sus
husos de blancura,
enigma combo de la
suavidad,
espina comba de la
claridad,
el sacramento de la
comunión:
comulgar con tus
nalgas es vivir
en las acometidas
del rocío,
en los arrayanes de
la luz.
La naranja del
viento desollado
en la terraza del
palidecer,
cuando amanece pero
no es de día,
nos descubre en la
pala de la noche
como si no
pudiéramos morir:
no podemos morir en
este instante
de pechinas y
sábanas lacradas
en el correo del
alborear:
el alba rompe como
en la escollera
romperá el mar la
copa de su raso,
el plumón desgarrado
por la luz:
no podría quejarme
de morir
si muriera en el
vientre de tu espuma,
cuando el viento del
alba es un paypay.
De Rapsodia
(2011)
EFI CUBERO
(Granja de
Torrehermosa, Badajoz, 1949). Ha realizado estudios de Historia del Arte y de
Lengua y Literatura en Barcelona, ciudad en la que reside. Es corresponsal de
Revistart. Colabora en publicaciones
culturales de España y América. Figura en varias antologías de poesía y
narrativa, ha publicado: Fragmentos
de exilio (1992), Altano (1995), Borrando Márgenes (2004), La mirada en el limo
(2005) y Estados
sucesivos (México, 2009). Y el Libro de Artista, Ultramar (2009),
junto al pintor Paco Mora Peral y Desajustes
en el número 2 de la Colección de Poesía 3X3, con A Gómez.
AMANECE
Amanece despacio.
Como todos los días amanece,
pero hoy es especial pues se abre paso
la luz como una herida,
inmaterial y táctil, como un beso, una ausencia,
o la sola palabra que se dicta al secreto.
Por la ventana observa esta calle vacía.
Cómo desaparecen, cansadas de brillar toda la noche,
las escasas estrellas.
Vuelve el trazo solar, este latido,
duración del sentir, visible sueño…
Piensa en las rosas de un jardín lejano;
en las sierras azules o el reflejo de alfanje del olivar.
El viento, trastocándolo todo
como la misma lluvia
que acaricia las ramas;
lo mismo que la mano, en la distancia,
se desliza en el rastro,
de ese rostro que evoca lo esbozado.
Piensa en su despertar, al paso de ese tren que
siempre pasa, la luz que enciende la despierta aurora,
el café que ha bebido en el silencio
mientras escribe, siente, reflexiona;
mientras mira mecerse en los olivos
la lámina ondulada del río ingobernable.
Pronto en el blanco fondo del vacío, se escuchará su voz;
y así sabrá por él que así lo llenará su voz sin tiempo
y sentirá que todo permanece:
que esa luz, que ese texto que reescribe,
se sembrará en el aire y en su alma,
sobre la hondura, sobre el sentimiento
donde el paisaje y el amor se bastan.
Amanece despacio.
Como todos los días amanece,
pero hoy es especial pues se abre paso
la luz como una herida,
inmaterial y táctil, como un beso, una ausencia,
o la sola palabra que se dicta al secreto.
Por la ventana observa esta calle vacía.
Cómo desaparecen, cansadas de brillar toda la noche,
las escasas estrellas.
Vuelve el trazo solar, este latido,
duración del sentir, visible sueño…
Piensa en las rosas de un jardín lejano;
en las sierras azules o el reflejo de alfanje del olivar.
El viento, trastocándolo todo
como la misma lluvia
que acaricia las ramas;
lo mismo que la mano, en la distancia,
se desliza en el rastro,
de ese rostro que evoca lo esbozado.
Piensa en su despertar, al paso de ese tren que
siempre pasa, la luz que enciende la despierta aurora,
el café que ha bebido en el silencio
mientras escribe, siente, reflexiona;
mientras mira mecerse en los olivos
la lámina ondulada del río ingobernable.
Pronto en el blanco fondo del vacío, se escuchará su voz;
y así sabrá por él que así lo llenará su voz sin tiempo
y sentirá que todo permanece:
que esa luz, que ese texto que reescribe,
se sembrará en el aire y en su alma,
sobre la hondura, sobre el sentimiento
donde el paisaje y el amor se bastan.
De
Estados sucesivos (2009)
ALMENDRA
Apostada en
la luz sólo atisbé la sombra.
Volaban ante
mí, me rodeaban, los pétalos del frío.
Un silencio
sin pájaros y el árbol que brillaba
mojado por
las aguas de febrero,
me advirtió
de que existe después de la inocencia,
una férrea
coraza que protege de toda podredumbre,
de la
meliflua, la sutil blandura, que en vano intenta
devorar el
fruto de ese interior que cuaja en soledades.
Toda cáscara
amarga nos mantiene y aisla.
Nos
defiende.
Preserva el
corazón de lo que importa,
ajeno a la
codicia del mordisco.
Esencialmente
vivo, invulnerable.
De Condición
del extraño, Inédito (2012)
CERTEZA
Ya empaparon
mi cuerpo todas la estaciones.
En la mañana
que se despereza,
abro las
cerraduras de la vida
donde puede
rugir un mar sin olas,
un mar
abstracto de encinar y calma,
mapas sin
descifrar que se perdieron,
en otras latitudes que cristalizan siempre,
sobre la desmemoria.
Con las
manos de barro plantamos la certeza
que ordena
lo vivido. Lo hacemos con palabras,
frente a los
rascacielos que imponen su lenguaje,
-confrontados
espejos de otros libres espacios-
aún más que
con palabras con desnudos vacíos.
Senderos
transversales a veces reconducen
hacia otra
identidad que nos habita,
desde esta
realidad superviviente
que adquiere
la certeza de la fuga.
Inédito (2012)
COSTUMBRE
Tan familiar
y ajeno lugar de la costumbre,
los pies
pisan asfalto. Muchas veces,
cuando no
pueden más reclaman hierba,
hacia el
fino cristal de la mañana crecida de rocío
los
reconcilio con mi propio aire y hacia allí sin pensar
los encamino
para que sacien su hambre de pureza.
Existe otra
verdad: tampoco es inocente
el campo que
los ama.
Hubo
batallas que lo verde omite…
Con una compasión deslumbradora.
Inédito
(2012)
CHANTAL MAILLARD
(Bruselas, 1951).
Doctora en Filosofía pura y profesora titular de Estética y Teoría de las
Artes. Docente de la U. de Málaga hasta 2000. Reside a caballo entre esta
ciudad y Barcelona. Vivió en Benarés donde se especializó en filosofía y
religiones indias. Crítica de Abc y El País. Ha publicado Poemas
a mi muerte, Premio Santa Cruz de Palma (1994), Hainuwele, Premio
Ricardo Molina (1990), Conjuros (2001), Lógica borrosa (2002), Matar
a Platón, Premio Nacional de Poesía (2004), Hilos (2007), Hainuwele
y otros poemas (2009). También libros de ensayos como La razón estética
(1999) y prosas poéticas como Filosofía en los días críticos (2001) y Diarios
indios (2006).
*
Luego también están
los pasos. Esos que se precisan para llegar a la ventana. Con el cuerpo, con
todo el cuerpo. Porque los ojos es distinto, los ojos alcanzan el cristal como
una gran maraña, o un ovillo. Desmadejándose el hilo. Negro. O casi. Del color
de los troncos cuando mengua la luz del día. Desprovistas. Las ramas. Los pasos
no se dan. Por los
dientes tal vez. Unos contra otros apretados. Desde el sueño. Defendiendo el
cuerpo. Por dentro. O ése parece ser el gesto. Desde el sueño. Aquel de la
muerte nunca antigua nunca atrás. A pesar de los días. De las noches también.
En fin, de la luz que mengua. De la lluvia también o el sonido
endeble del humus y
la voz de un cuervo – inferencia – hendiéndola. La lluvia retenida en lo alto,
asustada. Ahora, cuervo al bies en la maraña desovillada. Cuervo o móvil
oscuro, más oscuro que el enramado. Al bies en el marco de la ventana. Pasando
o cayendo. Oblicuo. Es decir, en virtud del aire que soporta o atenúa
la inercia.
De
Hilos (2007)
*
Los gestos.
Reducir los gestos.
El de los ojos,
entreabiertos para
la claridad, y a
veces
cerrados. Prolongar
el tiempo entre el
abrir
y el cerrar.
Reducir los ciclos
del párpado.
Aquietar el aliento.
Querer menos.
De Hilos (2007)
*
Dejar cumplido. El
qué,
no importa. Irse
dejando atrás
pocas cosas. Sólo
objetos. Con
las cosas se hereda
la tarea
del olvido.
Clausurar el recuerdo.
Desprenderse en
vida.
Lo indispensable
acompañando.
De Hilos (2007)
LA VISITA
Dejé el hilo fuera.
Para sentir el peso.
Para
sopesar. Las losas
agrietadas,
el bermellón ajado
de la tapicería,
presencias. Puse en
su sitio la mesa.
Me senté con los
muertos. Fue
una tarde apacible.
Al salir, entendí
que el pretérito
ha de usarse tan
sólo en el umbral
del sueño.
Ahora, el hilo. La
casa, una de ellas,
a salvo, mientras
tanto.
De Hilos (2007)
ANDRÉS TRAPIELLO
(Manzanedo de Torío,
León, 1953). Estudió Filosofía y Letras en la U. de Valladolid. Ensayista,
narrador, poeta, crítico literario y gestor cultural. Vive en Madrid. Ha
publicado los poemarios Junto al agua (1980), Las tradiciones
(1982), La vida fácil (1985), Acaso una verdad, Premio de la
Crítica (1993), Rama desnuda (2001), Un
sueño en otro (2004), Segunda oscuridad (2012). Varias de sus
novelas han sido premiadas: El buque fantasma, Premio Plaza & Janés
(1992), Los amigos del crimen perfecto, Premio Nadal (2003), Al morir
Don Quijote, Premio José Manuel Lara (2005). Su “Novela en marcha”, a manera de
diario, Salón de pasos perdidos, va ya por los 17 tomos. En el 2007
recibió el Premio “Julio Camba” y el 2009 el “Francisco Valdés” de Periodismo.
*
Adoro las ciudades que son viejas...
Adoro las ciudades que son viejas
ciudades de provincia
y los puentes de piedra y los de hierro
y los puentes en ruinas,
viejos puentes de piedra solitarios
invadidos de ortigas.
Pero también me cansan esas viejas
ciudades de provincia
y todo lo que un puente sobre un río
oscuro simboliza.
De "La vida fácil" (1985)
El amor de las cosas
Y me senté por descansar del día
junto al gran ventanal
y estuve allí no sé qué largo rato.
Cansado estaba y triste y sin propósito
viendo correr el agua de la fuente.
Los del jardín eran colores foscos,
verdes que se enlutaban y unas rosas
al pie de una escalera por la lluvia
gastados. Y allí mismo, en un rincón,
bajo el naranjo agrio,
las viejas herramientas
que dejó el jardinero,
la esterilla de esparto y el hocino
de primitivo aspecto, curvo y negro.
Se deshacía el día en fino polvo
de oro, el agua por el canalillo
de barro apenas se atrevía al ruido
y a su torre volvían las palomas.
No era de noche aún, sino de azul,
de un azul muy intenso.
Vino el amor entonces
a mi lado a quedarse,
el amor de las cosas del huerto,
parte del cual estaba ya sembrado
y esperaba su fruto.
Pero de pronto una blanca lechuza
se desplomó del cielo
y me asustó su majestad al verla
detrás de unos laureles remontando;
hasta escuché sus fantasmales alas.
no era de noche aún,
el aire de azucenas perfumado,
y cerré la ventana
y ya no pude recorrer
mi corazón del todo.
De El mismo libro (1989)
El
árbol de la ciencia
Dicen,
mi amor, que es imposible hacer
versos
de amor feliz, de enamorado,
que
sólo lo perdido o no alcanzado
se
canta en la poesía, el padecer
olvido
o el sufrimiento de volver
al
recuerdo de todo lo pasado.
Unas
veces la sed de lo vedado;
otras,
el vino del amargo ayer.
No
hagas caso, mi amor, habladurías.
Contigo
todas mis melancolías
son
ramas escarchadas en anís
donde
se posa un pájaro de nieve.
Escúchale
cantar tan hondo y breve.
Que
no te engañe su plumaje gris.
De Acaso
una verdad
(1993)
FRANCISCO JAVIER IRAZOKI
(Lesaka, Navarra,
1954). Reside en París. Periodista musical de Disco Expres y El Musiquero.
Formó parte de CLOC el subversivo grupo surrealista vasco. Ha publicado Cielos
sesgados (1992), Notas del camino (2002), Los hombres
intermitentes (2006) y La nota rota (2009). Escribe la columna Radio
París en la revista El Cultural.
AUTORRETRATO
Lo mejor de mi cara
es la lechuza. Vive impasible, subida a unas zarzas blancas. A veces noto el
roce de su plumaje amarillo en la frente, o de sus uñas negras que dan cuerda
al tiempo en mis arrugas. Me desvela las noches en que caza demasiado, y las
mujeres me consolaron al oír su graznido lúgubre cuando volaba. Si me pongo
delante de un espejo, no puedo sostenerle la mirada.
De
Los hombres intermitentes (2006)
INAUGURACIÓN
DEL EXTRANJERO
Vinieron con brío que era la prisa de su
pobreza, y tuvimos que acogerlos en pensiones improvisadas. A otros más
rebeldes o pendencieros los alojaron en un barracón de hojalatas al que se
accedía por un puente de piedra. Allí vislumbré de noche sus cuerpos apenas
iluminados.
Casi todos trabajaron en oficios de
vértigo para los que no teníamos coraje. Subidos al techo de una fábrica o
sujetos a un poste, soldaban viguetas y tendían cables de electricidad, y su
indiferencia ante el peligro aumentó la distancia desde la que los admirábamos.
De dónde llegan, nos decíamos los niños,
mientras los dedos índices iban de Ecuador a los círculos polares del mapamundi
escolar, sin que tropezaran con unos nombres, Asturias o Extremadura,
inventados para nuestro extravío. Aún creció la cautela con que los adultos los
observaban en las calles, siempre desde una lejanía que les evitase su saludo y
el roce de su acento.
Yo los espié en las cercanías de una
taberna y vi que algunos quemaban con alcohol el trecho que les impusimos.
Solamente unas cuantas chicas se atrevieron enseguida a tratarlos, y nacieron
amores que disgustaron a los nativos.
Por fin, la muerte fue el imán que nos
atrajo hacia los inmigrantes. Tres o cuatro de ellos cayeron de una altura para
pájaros exóticos y se estrellaron contra el suelo de piedra. Ocurrió al
atardecer, o quizá a mediodía con un cielo sucio, como si también las luces
desdeñaran a esas víctimas, y recuerdo carreras de mujeres y la claridad rápida
de sus velas sobre los rostros de los caídos. No hubo ceremonias ni banderas
humillantes, ninguna lágrima, pero los muertos se incorporaron un poco,
envolvieron en una sábana sus miembros heridos por el golpe y ensayaron la
postura al arrellanarse en mi mente.
Les adeudo el favor de haber manchado la
pureza dañina de mi infancia.
De
Los hombres intermitentes (2006)
LOS HOMBRES INTERMITENTES
Amé, fui rechazado y
desaparecí.
Me abandonó una mujer que, conforme
se despedía, borraba mi cuerpo. Su ausencia me volvió invisible. Acudí al
trabajo, donde hice las tareas de costumbre, pero nadie pudo notar mi
presencia; entré sin ser visto en los lugares concurridos de siempre. Ningún
familiar o conocido sufriría por perderme, porque también mi pasado se evaporó
en sus recuerdos. Encontraron mi imagen y los álbumes y sólo distinguieron un
fondo de vegetación indefinida. Los amigos se acercaron a mí como si atendieran
a un bloque de aire.
Mi sufrimiento se apretó en una
ráfaga con que tocaba a quienes me habían acompañado antes del eclipse. La
soledad era pasar por debajo de aquellas ropas.
Años más tarde, quise a otra mujer. Ella
retuvo el soplo del que surgieron dos brazos y piernas, unos labios pegados a
los suyos. Saqué mis zapatos escondidos detrás de los arbustos, y regresé
despacio a las fotografías. Y, cordiales, todos nos miramos envejecidos con
naturalidad.
De
Los hombres intermitentes (2006)
JUAN CARLOS
MESTRE
(Villafranca del
Bierzo, León, 1957). Poeta y artista visual. Cursó estudios de Ciencias de la
Información en Barcelona, licenciándose con la tesis "Escritura y Realidad
en el Periodismo Contemporáneo".
En 1982 publicó su
primer libro, Siete poemas escritos junto
a la lluvia, y un año más tarde La
visita de Safo. En 1985 obtuvo el "Premio Adonais" por Antífona del Otoño en el Valle del Bierzo.
Vivió algunos años en Chile donde publicó Las páginas del fuego en 1987. De vuelta a España publicó El arca de los dones, Los cuadernos del paraíso y La poesía ha caído en desgracia, "Premio Jaime Gil de Biedma" en 1992. Durante su estancia en Roma como becario de la Academia de España, escribió La tumba de Keats, "Premio Jaén de Poesía", en 1999. Su obra poética entre 1982 y 2007 ha sido recogida en la antología Las estrellas para quien las trabaja (2007). Con La casa roja (2008) obtuvo el Premio Nacional de Poesía 2009.
Vivió algunos años en Chile donde publicó Las páginas del fuego en 1987. De vuelta a España publicó El arca de los dones, Los cuadernos del paraíso y La poesía ha caído en desgracia, "Premio Jaime Gil de Biedma" en 1992. Durante su estancia en Roma como becario de la Academia de España, escribió La tumba de Keats, "Premio Jaén de Poesía", en 1999. Su obra poética entre 1982 y 2007 ha sido recogida en la antología Las estrellas para quien las trabaja (2007). Con La casa roja (2008) obtuvo el Premio Nacional de Poesía 2009.
Como artista visual
ha realizado exposiciones individuales de su obra plástica en España, Francia,
Italia, Chile y EE.UU.
*
Dad a Trajano miel y sangre, dadle licor de
abejas después de comer palomas,
poned a la oscuridad un arco, una vela de lino
a la congoja,
devolvedle a la locura su talismán de oro,
su gramo de miseria al precio, su utilidad al
polvo,
llamad por su nombre al ignorado, ganancia de
maleza a la ignorancia,
se acerquen unas a otras las palabras, se amen
y se huelan,
se masturben delante del burgués sus próceres
antiguos,
venga el palpitante apócrifo y los montaraces
bichos,
dúdese del monarca y su invisible dios de paja,
reconózcase al demente el derecho a tener tres
lenguas,
permítase al perdido vagar hasta encontrarse,
y tú emperador vencido, tú indivisible pájaro
del cielo,
idioma de la muchedumbre y de los salmos,
sé de nuevo asno y criatura, timón del
fugitivo,
sé de nuevo la trompeta y su metal, sé la
lumbre y su ceniza,
sé la pasión ansiosa y su encendida duda.
De
La tumba de Keats (1999)
Lo
que lleva un poeta en la mochila
Lleva yogur para el
camaleón
Las tijeras del equinoccio con que sí
Las tijeras del equinoccio con que no
Piedrecillas para el cementerio judío de la piedad
El bulbo del razonamiento
La Historia del Movimiento Obrero de las Hormigas
Una taza para el agua
La llave que abre el sueño de las muchachas dormidas
Los zapatos de Josephine Baker y la herradura de los ladrones
Lleva un puñado de tierra para la almohada
Y es la almohada
Un silbato para encender el brasero
Ruido de nueces para el instante de las semejanzas
Una aldea donde es feliz el calor
El pasadizo de estrellas hacia el rey del otoño
Un tintero para el himno de la desobediencia
Pan para el pan, eso lleva
Lleva la prosperidad de las repeticiones.
Las tijeras del equinoccio con que no
Piedrecillas para el cementerio judío de la piedad
El bulbo del razonamiento
La Historia del Movimiento Obrero de las Hormigas
Una taza para el agua
La llave que abre el sueño de las muchachas dormidas
Los zapatos de Josephine Baker y la herradura de los ladrones
Lleva un puñado de tierra para la almohada
Y es la almohada
Un silbato para encender el brasero
Ruido de nueces para el instante de las semejanzas
Una aldea donde es feliz el calor
El pasadizo de estrellas hacia el rey del otoño
Un tintero para el himno de la desobediencia
Pan para el pan, eso lleva
Lleva la prosperidad de las repeticiones.
La
casa roja (2008)
*
Me metí en la cama
con los bolsillos llenos de monedas.
Nunca se sabe. Un
divorcio entre conserjes
la pastoral de los
amantes a la luz de las velas.
Con una simple
moneda le tapas la boca
a cualquier
pesadilla. Cualquier lunático
a ciento cincuenta
por las barandillas del inframundo.
Una golfa
maravillosa que orina gasolina
bajo los cipreses de
lo improbable.
Andar en la
oscuridad con los bolsillos pelados
atrae a los
francotiradores como si fueses una lata de cerveza.
Es más recomendable
andar sonriente que decapitado
según un no tan
viejo proverbio chino.
De hecho, todo lo
que uno no ha querido ser
se cumple de pe a pa
en el túnel del sueño.
Aparecen gánsteres,
esos bastardos bien afeitados
en cualquier
callejón te perforan la gabardina.
Nada más
desagradable que despertar hecho un colador
de tallarines, el
bochorno de los peones con sombrero
de copa colocando
azulejos, la minuta de la funeraria.
Nada mejor que unas
monedas por si el domador de las moscas
te echa el guante
para girar en el vacío. Un camarote
barato, la
oportunidad de tu vida con una arandela en ombligo.
Y qué me dices si
llegan los ovnis. Nunca se sabe.
De La
bicicleta del panadero (2012)
LUIS GARCÍA
MONTERO
(Granada, 1958).
Catedrático de Literatura Española en la Universidad de Granada. Vinculado al
grupo “la otra Sentimentalidad” es una de las voces más importantes de la
llamada “Poesía de la experiencia”. Entre sus libros de poemas destacan: El
jardín extranjero (1983), Diario cómplice (1987), Las flores del
frío (1991), Habitaciones separadas (1994), Completamente viernes
(1998), La intimidad de la serpiente (2003). Ha recibido el Premio
Adonáis (1982), el “Federico García Lorca”, el Premio Loewe (1993), el Premio
Nacional de Literatura (1994) y el Premio Nacional de la Crítica (2003).
HUERTA DE SAN
VICENTE
Se busca una ciudad.
Parece que fue vista
en manos de un
poeta.
Vestía un cielo
limpio,
un desnudo de nieve
y rumor de cafés
civilizados.
Se busca una ciudad
igual que una
palabra.
Recuerdo aquellos
años
inexplicables de mi
adolescencia,
la sombra del poeta
en el balcón
de su casa cerrada.
Aparecía y
desaparecía
con la misma torpeza
suplicante
de los primeros
versos,
cuando son las
palabras vagones melancólicos
de un tren que ya no
puede con su alma
o no sabe moverse
todavía.
Detrás de los
cristales,
bajo las tachaduras
de lo que se persigue
en un papel
cuadriculado,
buscaba una ciudad,
un trozo de madera
borrada por el tiempo,
la ley de gravedad
que fijase mi nombre
en un mundo de
olvidos
y de rara intuición.
Heredé las
ausencias, pisé lo que no estaba,
imaginé su noche,
solitario poeta
fusilado,
y me pertenecía
como la habitación
de los amigos,
como la luz cautiva
de la luna
en los amaneceres.
Adolescencia,
siempre tiene más
prisa
el menos esperado.
Buscaba en los
escombros de una guerra
aquello que no puede
vivir en los escombros.
Vestía un cielo
limpio, un desnudo de nieve.
Se busca una ciudad.
La recompensa,
aprender a vivir con
uno mismo,
saludar a la luna en
horas de trabajo,
mover recuerdos en
un cajón vacío.
De
Vista cansada (2008)
DUDAS
Vas a ser un
perdido.
No me importa.
Me parece más triste
no saber dónde
estoy.
De Vista
cansada (2008)
NUEVA YORK
La
botella vacía se parece a mi alma.
José
Manuel Caballero Bonald
Un borracho se bebe
una ciudad
hasta romper la
última botella.
Era mil novecientos
veintinueve. Dormía
sobre cristales
rotos.
Una puerta lo
escribe. Ha vivido
en sus versos la luz
inconsolable
de los asesinados,
de los que comen fruta
de un árbol sin
raíces.
Después habrá un
muchacho que lo lea
y descubra los
cienos, las arañas
de los últimos
trenes, la aurora corrompida
de los años setenta.
Pero no sé qué luz
mucho más fuerte
ha levantado al
cielo los cristales.
Son violetas
tardías, emociones de invierno
en el puente de
Brooklyn.
Las cosas de este
mundo tienen sed.
La realidad no sabe
estarse quieta.
Nueva York son mis
ojos. La botella vacía
puede llenar mi
alma.
De Vista cansada (2008)
ASÍ FUE
La vida hizo sus
cuentas.
Desde entonces
el secreto que más
he perseguido
es tu respiración.
Dos y dos son los
labios en los labios,
la suma de los
cuerpos y la queja.
Amada claridad.
Aunque perdí el
sentido,
yo no podía
equivocarme.
La vida hizo sus
cuentas con los dedos,
y la piel un paisaje
de multiplicaciones
al hundirse en la
piel.
De Vista cansada
(2008)
OTRAS DUDAS
Lo peor
no es perder la
memoria,
sino que mi pasado
no se acuerde de mí.
BASILIO SÁNCHEZ
(Cáceres, 1958).
Licenciado en Medicina y Cirugía por la U. de Extremadura, es especialista en
Medicina Intensiva.
Sus libros más destacados son: A este lado del
alba (1984), accésit del Adonáis 1983, Los bosques interiores (1993,
2002) La mirada apacible (1996), Al final de la tarde (1998), El
cielo de las cosas (2000), Para guardar el sueño (2003), Entre
una sombra y otra (2006) y Las estaciones lentas (2008). También ha
publicado el libro de relatos El cuenco de la mano (2007). El conjunto
de su obra poética está recogida en el volumen Los bosques de la mirada.
Poesía reunida 1984-2009 (2010).
Ha recibido también el accésit del premio Jaime
Gil de Biedma, el Premio Internacional de Poesía Unicaja, el Premio
Internacional de poesía Tiflos y el Premio Extremadura a la Creación a la Mejor
Obra Literaria de Autor Extremeño (2007).
EL
HOMBRE DEL PARQUE
Despacio, día tras día,
caminábamos juntos sin sospechar apenas
que el amor que había en él nos iba dando
un lugar para siempre.
Sentados junto al fuego,
respirando del aire de las llamas,
su corazón de niño y lo sagrado
que avivaba en sus pliegues su corazón de
hombre
inventaban el mundo.
Aquí, en este espacio, hemos estado todos.
Pero el agua que fluye es sólo suya.
De
Para guardar el sueño en Los bosques de la mirada (2010)
PASEO
NOCTURNO
Al final de la
calle,
la última farola
traza en medio de un círculo
su representación de
la piedad.
La noche, sin
mirarnos,
ha ido deshojando
las ramas de los árboles,
ha hecho caer las
flores sobre un musgo invisible.
Más allá de los
árboles, al fondo,
toda la oscuridad es
una puerta
que se cierra hacia
dentro, una verdad sin ruido.
En medio de la calle
nos movemos
al compás de las
sombras.
Va quedando a lo
lejos la ciudad, también sus luces,
un paisaje cubierto
de estrellas accesibles,
un firmamento acaso
a la medida del hombre.
Nos duele sólo
aquello
que dejamos atrás,
toda la vida
que ha seguido
viviendo a espaldas nuestras.
Es un dolor
tranquilo, nos decimos,
una melancolía
silenciosa,
una de esas
tristezas que se pueden llevar en una mano.
Y el corazón lo
sabe: la tristeza
pesa más que la
muerte, no se oculta,
forma parte del agua
de los ojos,
del agua de los labios,
de las mismas
palabras, está en su lentitud, en este roce
suave de la hierba
con la última sílaba.
Hemos andado mucho,
hemos ido pasando
poco a poco por todas las edades
y a oscuras casi
siempre, con nuestra media luz.
Cuando amanezca,
dentro de unas horas,
sabremos si la vida
decidió perdonarnos.
De
Entre una sombra y otra en Los bosques de la mirada (2010)
PRIMERA
LUZ
Ha sido esta mañana,
al doblar una esquina: en medio de la calle,
envuelto en un silencio levemente violeta,
el sentimiento de vivir.
De
Entre una sombra y otra en Los bosques de la mirada (2010)
VIDA
PRIVADA
La inclinación de un árbol sobre el agua,
la humedad de las hojas
erosionadas por los guijarros.
Una fuente anegada con un pez suspendido.
El azul reflejado en la manzana que
arrastrará la lluvia
y el azar silencioso que desprende las piedras
en los acantilados.
El parpadeo de un hombre sobre la sequedad.
De
Entre una sombra y otra en Los bosques de la mirada (2010)
FERNANDO ARAMBURU
(San Sebastián,
1959). Filólogo, poeta, ensayista y narrador. Reside actualmente en Alemania.
Co fundador del grupo surrealista Cloc y de la revista Kantil. Ha recibido
diversos premios, entre ellos el Euskadi, el Dulce Chacón y el de la Real
Academia Española de la Lengua por Los peces de la amargura (2006) y el
Tusquets por Años lentos (2011) . Ha publicado Fuegos con limón
(1996), Los ojos vacíos (2000), El
trompetista del Utopía (2003), No ser no duele (1997), Viaje con
Clara por Alemania (2010), Yo quisiera llover (2010), El
vigilante del fiordo (2011).
MUJER AMARRADA POR EL AGUA
Tus brazos abiertos
por los perros amarillos,
tantas hachas y un
solo mar,
tantas y un mar tan
solamente
para cubrir tu
cuerpo
y ver que el cielo
es granizo sin piedad
acribillando desde
las barandas.
Cuéntate los dedos,
cuéntalos antes
que los peces se
demoren en tu boca
y sea tu corazón una
esquina de diario
devorada por los
perros y los perros y los perros.
Porque el mar es un
solo perro confundido
y el cielo un solo
perro solitario
y los perros
lamiendo tu postura sin receso
se levantan
transparentes
hacia un fondo y un
espanto y olas blancas.
Y olas blancas.
De Yo quisiera llover, (2010)
LA CALLE QUIETA
Un hombre va a morir
en esta calle.
Peina el viento su
bucle de caída
y entre los
adoquines polvorientos
ya se prepara el
hueco silencioso.
Como vaca que pace
los colores,
una nube se queda
presidiendo.
Desde hace rato los
testigos saben
que un hombre va a
morir en esta calle.
El hombre llega en
su automóvil verde,
pide un poco de
tiempo al asesino
mientras ensaya un
pecho ensangrentado.
Una niña se asoma a
la ventana
con un grito en los
labios, hace un gesto
y todo se consuma en
esta calle.
De Yo quisiera llover (2010)
*
Asedia a medianoche
la desdicha
reciente de soñar
que has muerto.
Yo te amaba y de
pronto
llovía contra un
muro, y era el muro
que sueles demoler
cuando respiras.
De Yo
quisiera llover (2010)
ÁLVARO VALVERDE
(Plasencia, Cáceres,
1959). Fue presidente de la Asociación de Escritores Extremeños, puso en marcha
el Plan Regional de Fomento de la Lectura y dirigió la Editora Regional de
Extremadura.
Es autor de Las
aguas detenidas (1988), Una oculta razón (Premio Fundación Loewe)
1991), A debida distancia (1993), Ensayando círculos (1995), Mecánica
terrestre (2002) y Desde fuera (2008) ,los tres últimos publicados
por Tusquets Editores en Nuevos Textos Sagrados. Sus poemas están incluidos en
numerosas antologías y han sido traducidos a distintos idiomas. También es
autor de dos novelas, un libro de artículos, y otro de viajes. La Isla de
Siltolá ha publicado Un centro fugitivo (2012), una antología que reúne
poemas escritos entre 1985 y 2010. La edición es de Jordi Doce. Fue cofundador
de la revista hispanolusa Espacio/Espaço
escrito. Desde 2005 publica el blog: http://mayora.blogspot.com.es/
ENCLAVE
Como quien nada
espera,
sentado frente al
muro que levanta
dos árboles
meciéndose,
mirando en la
distancia
la sombra desvaída
de la ausencia,
la torpe maquinaria
de las horas.
Como quien ve pasar
delante – sin moverse-
la película gris de
los recuerdos
y en nada ya repara
o desespera,
sin que se note
apenas, olvidándose.
Así, desde la noche,
en el origen,
en el turbio
presente casi exacto
de una vida pasada
inútilmente,
ese ser que yo he
sido – sin conciencia
siquiera de saberlo
-, la figura
que ahora me
contempla – la inocente
apariencia de su
rostro-, parece interrogar
ante el espejo
una razón que valga
la respuesta
de estar – frente a
este tiempo-
aquí esperando.
De Una oculta razón
(1991)
UN
LUGAR APACIBLE
Un hombre solo,
como aquél que ha
esperado durante mucho tiempo,
un hombre que
transita junto a mares simbólicos,
que camina callado
por una ciudad extraña
a la que pertenece,
que mira a otros
mientras cruza
despacio los jardines del tedio,
el perseverante en
la melancolía,
el que se reconoce
inmóvil en la sombra
de un árbol que es
él mismo
y concilia la vida
con las formas del sueño,
y que viene del frío
y estuvo sentado al lado de la muerte
y siete veces siete
ha vuelto
y ha mojado sus
manos en el agua
profunda y helada de
una fuente
y ha dormido desnudo
junto al fuego
y ha cruzado la
noche bajo la luz del día
y consumado al cabo
su lenta travesía
del invierno,
vive ahora, como uno
más, entre nosotros,
en algún lugar
apacible consagrado a los vivos.
De Mecánica
terrestre (2002)
DESDE FUERA
Vivir es deslizarse, repetiste,
captar nuestra existencia de
soslayo
o verla desde lejos, en lo
alto,
con la perplejidad del que
contempla.
Los que te conocieron
aseguran
que tu viviste así, que no
hubo nada
ni nadie que pudiera
desviarte
ni un ápice siquiera de ese
trazo
que le diste por fin a tu
camino.
Esa senda emboscada conducía
a una casa perdida entre los
páramos.
Sobre aquel pedregal
erosionado,
bajo la ardiente luz de los
veranos,
una sombra precisa dibujaba
el estupor final de tu extravío.
En ese santuario
estableciste
una visión del mundo
peligrosa.
Rogabas a los dioses con
frecuencia
que no nos castigaran con
desgracias
(capaces en su ardor de
destruirnos)
sin antes enseñarnos lo
importante:
la frágil transparencia de
la vida.
De
Desde fuera (2008)
IMAGINARIO
I
Amo esta sequedad.
Vastos campos
ardiendo
bajo el tórrido
solitario
de las siestas de
agosto.
Láminas amarillas
reverberando
como espejismos.
Extensiones de
encinas
a la luz destellante
de las dehesas.
VII
Sobre el yermo
collado
(que observo con
asombro
desde esta
encrucijada),
un árbol solo.
XIV
Los árboles levantan
sus ramas hacia el
cielo.
Ni una hoja, ni un
fruto,
que ofrecer a los
dioses.
De
Desde fuera (2008)
MÁS
ALLÁ, TÁNGER
I
Ves la ciudad volver.
Emerge, blanca,
de su sueño de
siglos.
Al verla, desde
lejos, te parece
la vieja conocida
que no es.
Superpones
a tu propia memoria
la de otros.
Ellos sí la gozaron.
Y aún la sufren.
De su olvido
renacen las cenizas
que proyectan su
sombra
en el presente.
De Un centro fugitivo
(2012)
ELÍAS MORO
(Madrid, 1959).
Reside en Mérida desde 1982.
Es autor de los
libros de poemas Contrabando (1987), Casi humanos (bestiario)
(2001), Palos de ciego (2002), La tabla del 3 (2004) y la
antología En piel y huesos (2009), Escribir la luz (2010), 99
morerías (2011). También del libro de relatos Óbitos súbitos y el volumen
de textos breves Me acuerdo, en colaboración con Daniel Casado. Asimismo, sus
poemas han aparecido en las carpetas Bestiario -con el pintor Luis
Ledo-, y Abrazos -con ilustraciones de Petra Portillo-.
Colaboraciones en
revistas como Espacio/Espaço
Escrito,
La poesía, señor hidalgo o Cuadernos del Matemático. Y en la red en Calidoscopio, En Sentido Figurado o
Las razones del
aviador.
Tiene en marcha el blog http://eljuegodelataba.blogspot.com/
Tiene en marcha el blog http://eljuegodelataba.blogspot.com/
…
POSTAL DESDE LISBOA
He tomado un licor
donde el poeta aliviaba el desasosiego. Paseo por el Bairro Alto y me
detengo a mirar con asombro los viejos escaparates llenos de ruinosos
cachivaches. En una esquina, bajo un cielo de cornisas y balcones de hierro
forjado, alguien sin edad ofrece periódicos atrasados, libros antiguos y cartas
polvorientas de amor con una letanía barroca de mercachifle. Le compro esta
postal donde te escribo, y al pagarle me devuelve una sonrisa que vale por lo
menos mil escudos. Veo partir los tranvías y tomo uno de ellos -diminuto, de
madera y bronces- que desciende con parsimonia por una calle en cuesta que se
precipita al puerto. Compro tabaco en un lugar que ha soportado cien guerras,
un túnel oscuro en Rossio con aroma a siglos y frescos como de angelotes
pintados en el techo. Con una bolsa de hule en las manos pasa una vieja enlutada
por la pena. Viene, desde alguna ventana, una música triste y suave, un olor a
herrumbre y sal impregna el aire.
Anochece, mi amor.
El mar de paja me
moja los pies
y atracan mansamente
los últimos ferrys.
De En piel y
huesos (Antología poética 1987-2008) (2009)
*
Porque el fin más
digno del vértigo
es el de dar con los
huesos en la tierra
y llorar de dolor
con la desolación
de un amante
abandonado
porque la muerte
está en todas partes
y en cualquier
momento te sorprende
con la guardia baja
tras una esquina
bajo un balcón
rondando la butaca
en donde lees
las obras de gente
ya muerta
o que simplemente no
conoces
es mejor esperarla
cara a cara
negarle la victoria
por la propia mano
derrotar a la muerte
con la muerte
De En piel y
huesos (Antología poética 1987-2008) (2009)
*
Algunas decisiones,
como las sopas en invierno, es mejor tomarlas “en caliente”, antes de que se
enfríen y no haya forma, sí, de tomarlas.
*
La pomposa e inútil
vanidad de los panteones. Cuánto mejor me parecen -ya muertos, qué más da- la
camaradería eterna de la fosa común, el nicho anónimo, las cenizas aventadas.
*
En el entretiempo
del otoño y la primavera, el abanico y el paraguas, al igual que boxeadores al
principio del combate, se estudian a distancia y en detalle, se tantean a fondo
buscando el sitio exacto donde asestar el golpe propicio y definitivo en un
silencioso y, no obstante, elocuente baile de intenciones.
*
Cuando no eres capaz
de explicarte la fascinación que sientes hacia alguien, hacia algo; ésa es la
clave de la existencia: un amor, un amigo, esos libros, aquella música…
*
El cuchillo de lo
leído abre la herida de lo escrito.
*
Hubiera querido ser
escritor por encima de todo. Ponía en ello todo su esfuerzo, dedicaba al asunto
las mejores horas de su tiempo. Vano empeño, inútil afán. Porque las palabras,
visto cómo y con qué saña las maltrataba en sus conversaciones diarias, se la
tenían jurada.
*
La agonía, no la
muerte.
La pérdida repentina
o paulatina de dignidad, no la muerte.
El dolor inmenso y
pertinaz, malvado, royéndote por dentro, no la muerte.
Y no acabar de
morirse de una vez por todas llegados a este punto.
Eso es lo terrible,
no la muerte.
*
Me gustaría volver a tropezar de
nuevo con aquella piedra.
*
Tengo una identidad
anónima que todo el mundo conoce. Sospecho que algo falla.
*
El poema es un
fulgor que antes no existía.
*
Escribo porque no siempre estoy de acuerdo.
¿Con qué, con quién, por qué? No lo sé
exactamente.
Por eso escribo, para
ver si me entero de una vez y me aclaro con mis desacuerdos e incertidumbres.
De 17 Fragmentos (Inédito,
2012)
CARLOS MARZAL
(Valencia, 1961).
Licenciado en Filología Hispánica por la U. de Valencia. Codirigió la revista
Quites dedicada a los temas taurinos y literarios. Reconocido poeta de la
“experiencia”. Ganador de importantes premios como en de la Crítica, el
Nacional de Poesía y el Loewe.
Ha publicado: El
último de la fiesta (1987), La vida de frontera (1991), Los
países nocturnos (1996), Metales pesados, premio Nacional de Poesía
(2001), Poesía a contratiempo (2002), Sin porqué ni adónde
(2003), Fuera de mí, Premio Fundación Loewe (2004), El corazón
perplejo (2005), Ánima mía (2009), Los otros de uno mismo (2009).
CONSOLACIÓN DE LA LITERATURA
Por las aguas del cuerpo y de la mente,
la ciudad fluye hacia ninguna parte.
De vivir nos consuela sólo el arte,
que es estar con la gente, sin la gente.
la ciudad fluye hacia ninguna parte.
De vivir nos consuela sólo el arte,
que es estar con la gente, sin la gente.
De La vida de frontera (1991)
LA
PEQUEÑA DURMIENTE
No es que el mundo esté bien: es que no existe.
No hay nada
alrededor:
sólo tu sueño.
Nada tiene más ley
que tu abandono,
tu suave abjuración,
la dulce apostasía
que te ausenta.
No hemos fundado el
mundo: nunca cambia.
Pero este cuadro es
nuevo
-padre e hija-,
porque sólo el amor
es diferente,
sin por ello dejar
de ser lo mismo.
El anchuroso mundo,
que no importa,
gravita en torno a
ti: lo has imantado,
y vive irreprochable
hacia tu brújula.
Lo innúmero se rinde
a tu unidad sencilla.
Durmiente flor
desnuda en mis palabras,
adormidera de los desencantos,
prístina amapola
pálida.
De Metales Pesados (2001)
EL
CORAZÓN PERPLEJO
Desventurado corazón perplejo,
inconsecuente
corazón,
no dudes.
No tiembles nunca
más por lo que sabes,
no temas nunca más
por lo que has visto.
Calamitoso corazón,
alienta.
Aprende en este
ahora
el pálpito que vuelve con lo eterno,
para latir conforme en valentía.
Los números del
mundo están cifrados
en la clave de un
sol tan rutilante
que te ciega los
ojos si calculas.
Ciégate en esperanza,
errátil
corazón,
suma los números.
Un orden en su imán
te está esperando.
Desde el final del
tiempo se levanta
un ácido perfume de
hojas muertas.
Respíralo y respira
su secreto.
Abre de par en par
tu incertidumbre.
No permitas
que encuentre
domicilio la tibieza,
ni que este
inescrutable amor oscuro
cometa el gran
pecado de estar triste.
Acógete a ti mismo
en tus entrañas
con tu abrazo más
fuerte,
tu mejor padre en
ti, tu mejor hijo,
gobierna tu ocasión
de madurez.
Insiste una vez más,
aspira en estas
rosas
su pútrido fermento
enamorado.
En este desvarío de tu voz
se desnuda el
enigma, transparece
La recompensa
intacta de estar siendo.
Aquí estamos tú y yo,
altivo corazón,
en desbandada.
A fuerza de caer,
desvanecidos.
y a fuerza de
cantar,
enajenados.
De Metales Pesados (2001)
CARLOS MEDRANO
(Salamanca, 1961).
Ha vivido en Extremadura varias veces, sobre todo en Don Benito. También en
Valladolid, a partir de sus estudios universitarios. Actualmente reside en
Artá, Mallorca, donde trabaja como profesor de secundaria. Ha publicado los
libros Corro (1987), Las horas próximas, finalista del “Ciudad
de Badajoz” (1989) y los cuadernos A lo
breve (1990) e Imágenes, encuentros (1996).
Tiene un blog en el que desgrana buena parte de su obra poética titulado isla de lápices: http://isladelapices.blogspot.com.es
Tiene un blog en el que desgrana buena parte de su obra poética titulado isla de lápices: http://isladelapices.blogspot.com.es
CERTIDUMBRE
¡Cuánto
silencio mío!
Tomás
Sánchez Santiago
Mira el mar
azulándose...
¿Quién puso en
nuestros ojos
cielos petrificados,
esas oscuras aves
del rigor de la
muerte?
He ahí los colores
que no ha arruinado nadie.
¿Quién nos dijo “no
eres”
o cegaba los
nombres?
Luces que de repente
sin cesar amanecen,
lluvias y
sensaciones de raíces que nacen...
Sin embargo la noche
de ti no se descose.
Bájala de tu espalda
sobre el tiempo lacustre,
que la vida ya sabe
y la luz nos merece.
Inédito
(2002)
LA
FRONTERA DEL AGUA
Hay palabras que
sanan
de las que nadie se
alejaría sin dejar de leerlas.
Y hay un día que de
pronto
quedan también
escritas.
La frontera del
agua.
Un instante en que
eres sólo parte de ellas
y tu mano disuelve
el temblor de una
rama,
y la rama disuelve
el temblor del que
vive.
(Inédito, 2010)
VEGETAL
Han podado el
jardín.
Cojo del suelo
tres hibiscus,
cada uno de su
color:
rojo, anaranjado y
ámbar.
Es ese mundo
entre el agua y el
viento,
con raíces y
lentitud de lo arbóreo
al que aspiro
y no recuerdo si he
llegado a entender.
Bajo su reino
acogedor e indefenso
busco en la umbría
la semilla
por la que un día
sienta
que mis hojas -fuera
ya del olvido-
son ese surtidor
del que nacen los
pájaros
o tal vez -y a la
vez-
el regalo de ellos a
la tierra.
Inédito (2012)
APUNTE
Archipiélagos,
islas,
palabras, sílabas.
Abre los ojos.
Nubes
de salitre
y memoria.
Deja que el mar
invada
la brisa de los
cuerpos.
***
Bajo el sol la insistencia
Bajo el sol la insistencia
de la luz nos conforma.
Unas rocas reflejan
en su humedad las
dunas.
Lo que ves
permanece,
no es ajeno ni
excluye.
Ingrávido el
espacio,
al sentirlo sucede.
Llega a ti y eres
parte,
guardado en estos
nombres.
Inédito
(2012)
EDUARDO MOGA
(Barcelona, 1962). Licenciado
en Derecho y doctor en Filología Hispánica por la U. de Barcelona. Ha
publicado: Ángel mortal (1994), La luz oída («Premio Adonáis», 1995), El barro en la mirada (1998), Unánime fuego (1999 y 2007), El corazón, la nada (1999), La montaña hendida (2002), Las horas y los labios (2003), Soliloquio para dos (2006), Los haikús del tren (2007), Cuerpo sin mí (2007), Seis sextinas soeces (2008), Bajo la piel, los días (2010) y El desierto verde (2011 y 2012). Ha
traducido a Frank O’Hara, Charles Bukowski, Ramon Llull, Arthur Rimbaud y William Faulkner, entre otros autores. Practica
habitualmente la crítica literaria en «Letras Libres», «Cuadernos
Hispanoamericanos» y «Turia». Codirigió la colección de poesía de DVD
ediciones.
[hace tiempo que ha amanecido…]
Hace tiempo que
ha amanecido, pero el gallo sigue cantando. Hacemos el amor con uñas
rejuvenecidas, entre silencios tibios. El pene se recorta contra un rectángulo
de luz imperiosa, solo interrumpida por los apósitos de las nubes, tras los que
se insinúa un firmamento de piedra. Su cabeza oscila, ingiere, se desangra en
ondulaciones de caoba. Su cuerpo huele a madera y a mortero. El gallo canta una
vez más: no sabía de tanta persistencia; me asombra su tenacidad, y la
tenacidad de los cuerpos, la claridad que albergan en sus cavidades, su
irradiación de hierro y de saliva, mientras la mañana, untuosa, se deshace
entre los dedos como una sombra, y apuñala los huecos que entregamos al otro,
para que los llene de su vacío, o para que le transfieran el nuestro. Luego
iremos al río y veremos, como estatuas de agua, a los peces alimentarse de
nuestras heridas. (También se comen a una araña, a la que, sin saber que la
condenaba a ser devorada, he enviado a la corriente de un papirotazo). Las
copas de los árboles se hincan en el azul, que escapa con la convicción de un
presidiario, y se materializa en levedades glaucas, en coágulos de zafiro.
Alguien fuma. Alguien muere. Otros ven anudarse los minutos, y desatarse
después, como animales migratorios, como asuntos de aire. Y todos respiran con
idéntica convicción, consumiéndose en su indolencia, sometidos a la abrasión de
la nada. El agua espejea, sólida: comunica la impaciencia de los cantos por
rodar, y su fracaso sin resquicios, y sus acentos de mica. La espesura se
derrama hasta alcanzar el caos, y abraza su armonía, y luego se estira como el
bronce, crepitando de espumas, como espumas incendiadas. Seguimos haciendo el
amor, como si nos acariciara un vendaval. El sol araña, absorto de inclemencia.
Y el gallo ―cabrón― canta.
De El desierto verde (2012)
[la sequedad impregna los ojos…]
Sendero
de la Cuesta
La sequedad
impregna los ojos, y luego desciende por los entresijos craneales, y atraviesa
la tráquea, y desagua en los alveolos, impacientes por dilatarse, y se diluye,
por fin, en una sucesión de estremecimientos cordiales y contracciones
gástricas. La sequedad promueve el silencio, como si reprimiese cuanto quisiera
surgir y derramarse, cuanto participase de la condición de barro y meteoro. Y en
silencio caminamos, observando la delicadeza con que se posa el aire en las
jaras despeinadas, la monotonía siderúrgica de las cigarras, la extinción y, a
la vez, el nacimiento de las sombras [mueren las astilladas por el sol,
depositarias de una frescura híspida, que se asienta en un afuera ilimitado;
brotan las que desgrana el ocaso, que empieza a almendrar las crestas de los
cerros]. Las sombras son una promesa, pero también un engranaje: ocurren, no
transigen; chirrían en los recodos del camino, o en las peladuras de los
desmontes, o en el abombamiento de las colinas. Las sombras son proyectiles que
se extinguen cuando impactan; son el silencio de la luz, indelebles como la
luz. Caminamos. Se acercan tres, cuatro perros, entre ladridos metálicos, que resuenan
en las laderas como la tos de un escrofuloso. La sed es un fluido. También los
pasos que damos, enhebrados por una voluntad sin propósito. Los árboles,
despellejados, nos adelantan: su prisa es subterránea y celestial; su ajetreo,
un atropello de saprofitos e inflorescencias. De una casa, a la que se dirige
un sendero perezoso, llegan una música arriada y cascotes de conversaciones; de
otra, cenicienta de encinas, solo oímos el temblor acrílico de su quietud, el
zumbido de la invisibilidad. El camino conduce al repetidor de televisión. El
sol es un agujero de fuego, que se reblandece en ocres soliviantados, en
regatos que no están, en muros cuyos helechos murmuran. La sequedad nos
estraga, aunque agonice. Caminamos. Sonreímos. Lejos, una campana.
De
El desierto verde (2012)
MARÍA JOSÉ FLORES
(Burguillos del
Cerro, Badajoz, 1963). Doctora en Filología Hispánica por la universidad de
Extremadura. Profesora titular (Lengua y Traducción Española, Università degli
Studi dell’Aquila, Italia).
Sus libros editados
son: De tu nombre y la tierra, Premio
de Poesía “Adolfo Vargas Cienfuegos” (1984), Noche oscura del alma (1984), Oscuro
acantilado, Premio “Juan Manuel Rozas de Poesía” (1986), Nocturnos, Premio de Poesía “Ciudad de
Badajoz” (1989), El rostro de la piedra (1993),
Impura claridad, Premio de Poesía
“Ciudad de Mérida” (1995), Poemas del
cuerpo, (1999), Del animal y de su
culpa (2005), Antología Poética
(1984-2003), (2005), Un animal rozado
por el tiempo (2008). Sus poemas han sido publicados en antologías y
revistas literarias como El ciervo, El
Urogallo, Cuadernos Hispanoamericanos, Hablar Falar de Poesía, Turia, Letras
Libres.
*
Amanece en el cuerpo
y la ceniza.
Líbrate de los ojos
y los labios
que vieron y
nombraron
la culpa y la
maleza.
Entra en la
desnudez.
Entra en la
perdición y la inocencia.
De Un animal rozado
por el tiempo (2008)
**
No conocen su origen
ni su curso
mas fluyen
fluyen en su piedad
y en sus turbias orillas.
Las aguas
insondables
del amor y la vida.
De
Un animal rozado por el tiempo (2008)
***
Un rastro de aridez
o de caricias
de gozo o de
tormento.
Es el cuerpo.
Es el cuerpo que
fluye en su memoria
y nos revela.
Como esos cauces
secos que muestran la heredad
de lo que fue
abundancia o fue miseria.
De Un animal rozado
por el tiempo (2008)
****
Abarcan con los ojos
una tierra ignorada
y desvelan a tientas
su misterio.
Hallan en la maleza
la esperanza.
Los que creen.
Los que no temen
caminar sobre las aguas.
De Un animal rozado
por el tiempo (2008)
*****
Y al fin
es sólo eso.
El fluir de las
venas y los años
su inclinarse al
amor y al alimento.
Esa espesura
ese misterio
ese cobijo que
llamamos cuerpo.
De Un animal rozado
por el tiempo (2008)
VICENTE VALERO
(Ibiza, 1963). Poeta
y ensayista. Vivió en Barcelona. Vive en su isla dedicado a la escritura y la
docencia. Crítico de La Vanguardia y el Diario de Ibiza. Ha
publicado los libros Jardín de la noche (1987), Herencia y fábula
(1989), Teoría solar (1992), Vigilia en Cabo Sur (1999), Libro
de los trazados (2005), Días del bosque, Premio Fundación Loewe
(2008). También los libros de ensayo: Viajeros contemporáneos (2004) y Diario
de un acercamiento (2008).
EL AMIGO
DEL MAR
El amigo del mar
sabe que vive
con el mar en su
casa y que respira
la misma luz azul y
la pureza
de todas sus
costumbres. Siendo niño,
el mar fue también
niño y le bañaba
jugando entre las
rocas y los pulpos.
Compartieron la sal,
toda la espuma.
Creció junto a su
padre en una barca
y el mar le abrió su
pecho de leyendas.
Quiso ser el
corsario de una isla.
Sobre la arena fue
su primer beso,
un temblor de mareas
y algazules.
Ya no conoce amor
sin oleaje.
Entonó la saloma,
bebió el vino.
Aprendió lentamente
la lectura
secreta del azar y
de sus signos.
...
De Herencia y fábula
(1989)
I
Como palabras son
las hojas de esta higuera.
Como palabras dichas
en voz baja.
El mirlo las convoca
y las pronuncia con su negra lengua del amanecer. Creo en vosotras todavía.
Creo en el aire
amarillo de este invierno y en las hojas sin luz que ahora resbalan, desnudas,
se deslizan, como palabras últimas del mundo:
mensajeras oscuras
de una más honda y perfecta claridad.
De Días del
bosque (2008)
XVI
Parece que sólo el
jilguero sabe lo que ofrecen las ramas que se pudren.
Sólo él reconoce su
secreto y construye sobre ellas su escuela musical.
De Días
del bosque (2008)
XXI
El miedo era
solamente un pobre lobo que corría, manso y desesperado, hacia ningún lugar, un
animal perdido bajo la lluvia negra del bosque: sólo una sombra ausente e
infeliz de la manada.
De Días
del bosque (2008)
DECLARACIONES
I
…
Por esta razón puede
decirse que una higuera en el bosque es, sobre todo, una higuera sin esperanza,
un árbol imposible.
Pero acerquémonos
mejor a las hojas, de las cuales yo digo que son como palabras, como palabras
sabias y dichas en voz baja. Propietarios únicos de estas palabras vegetales
parecen, por cierto, los mirlos, habitantes nerviosos y siempre oscuros del
amanecer.
Engullidos los
frutos, ya con el otoño amarilleador, se diría que el mirlo continúa en la
higuera por gratitud, y no sólo para ver cómo caen las hojas, sino también para
ayudarlas él mismo a caer en el invierno.
¿Labor de enterrador
entonces la del mirlo? Sólo él parece conocer bien este lenguaje singular: este
deslizamiento fúnebre de las hojas secas de la higuera hacia la tierra húmeda.
Las acompaña siempre pronunciándolas muchas veces, con su silbido negro y
madrugador.
Y sí, digo también
que yo creo todavía en su verdad, en la de las hojas que caen como palabras
para decir despacio y en voz baja lo que importa: la claridad futura, la más
honda y perfecta luz de todas las caídas.
De
Días del bosque (2008)
JUAN ANTONIO
GONZÁLEZ IGLESIAS
(Salamanca, 1964).
Filólogo, traductor, poeta y crítico literario. Estudió en Salamanca, Florencia
y París. Profesor de Filología Clásica en la U. de Salamanca. Colabora con ABC
y El País.
Ha publicado: La
hermosura del héroe, Premio Vicente Núñez (1993), Esto es mi cuerpo
(1997), Un ángulo no basta, Premio Generación del 27 (2002), Olímpicas
(2005), Eros es más, Premio Fundación Loewe (2007) y Del lado del
amor (2010).
NOTTE
No bebo alcohol. Dos
líneas
de Ungaretti me
embriagan hoy: M'illumino
d'inmenso. Afortunado
aquel que no enumera
la hermosura,
aquel que no
describe,
aquel que sólo dice,
porque ése
ha alcanzado el
amor.
Yo también me
ilumino de inmensidad.
De Esto es mi cuerpo en Del
lado del amor (2010)
YOU
LIGHT UP MY LIFE
Aristóteles dice: un
cuerpo bello
debe ser percibido
en su totalidad.
Así te vi llegar
esta mañana.
Venías de correr una
hora en bici
por la orilla del
río. Te duchaste.
Estuvimos nadando
juntos. Varios
largos en la piscina
transparente.
Nos amamos después,
enamorados
de ser distintos y
de ser iguales.
Por la tarde
estudiabas o escribías.
Te vi algunos
instantes. Pero ahora
que duermes a mi
lado respirando
desnudo en el calor
de junio, a oscuras,
creo que el filósofo
no se refiere
sólo a la epifanía
en el espacio,
al golpe único de la
materia,
sino también al
cuerpo hecho de tiempo,
a la suma sencilla
de momentos
que queda para
siempre en el registro
general de los días
de este mundo.
Aristóteles dice: un
cuerpo bello
debe ser percibido
en su totalidad.
De Eros es más en
Del lado del amor (2010)
GIMNASTA
Utiliza expresiones
como tren superior,
centímetros de
brazo, horizontalidad.
Está arriesgando
mucho sobre la barra fija.
No quiso practicar
fútbol ni baloncesto.
Sus padres lo
apuntaron de niño a un gimnasio.
Gira. Vuela.
Organiza todos sus movimientos.
Sueña con pinchar
música ante la muchedumbre
en una discoteca: Fabrik
de Fuenlabrada,
la misma en la que
baila cada noche de sábado.
La naturalidad es
una de sus bazas.
En Pekín estará en
su mejor momento.
Tendrá 23 años. Si
no falla ahora mismo,
si convence a los
jueces, dentro de unos instantes
va a gozar la
alegría más sencilla del mundo.
Mañana tendrá acceso
vip en el aeropuerto.
Y será recibido por
su alcalde, el de Móstoles.
Podrá pinchar su
música ante su gente en Fabrik.
Ejercicio completo.
Impecable salida.
Va a ser ya muy
difícil que se le escape el oro.
De Eros es más en
Del lado del amor (2010)
HAY
ALGO EN EL AMOR
Hay algo en el amor
que pertenece
a este mundo. En los
múltiples
instantes en que
todo
tiene sentido desde
que llegaste,
en toda la materia
de pronto convertida
en regalo, pradera
que pisamos,
terraza que se asoma
o muralla que guarda,
en la rutina humilde
de tenerte
a mi lado,
lo noto.
Pero algo en el amor
no es de este mundo.
Algo que no es
abstracto.
Lo pruebo, por
ejemplo, en la temperatura
de tu piel, cada vez
que nos quedamos
dormidos juntos, y
cada mañana
en que no espero más
que tu primer
beso, cuando
recobras
a ciegas tu lugar
entre mis brazos.
Entonces se anticipa
lo que un día tendremos
definitivamente.
Para poder nombrarlo
se me hace necesaria
la noción de solsticio.
No lo razono más. Es
una especie
de primicia.
De Eros es más en Del
lado del amor (2010)
ÁLVARO GARCÍA
(Málaga, 1965).
Poeta y traductor.
Ha publicado: La
noche junto al álbum, Premio Hiperión (1989), Intemperie (1995), Para
lo que no existe (1999), Caída (2002), El río de agua (2005),
Canción en blanco, Premio Fundación Loewe (2012).
Situación
Hablar de nada es,
hoy, hablar de mucho.
No va a llover por
más que tú analices.
Mantente, pues, a un
lado y piensa en Beckett:
no hay nada que decir ni que escribir,
pero es imprescindible expresar eso.
Nadie respira porque le apetezca.
Si las palabras deben respirar,
que emigre este poema hacia sí mismo
y sea el verde sol del árbol solo.
La poesía tal vez sea un oxígeno,
un subir a por aire necesario
para bajar después a lo de siempre.
Te acuerdas de Mondrian y sus silencios,
tan plenos, tan callados, tan hablantes.
Lo mismo que él, solista del color,
tendrías que decir hoy lo que digas.
Que te perdone el día con su urgencia;
que te disculpe el hierro del instante.
Deja la actualidad, que se hace sola,
y ve al presente, que te necesita.
De Intemperie (1995)
La
estación
Al sol, despunta el
sol y reverbera
en un casi verano casi cierto.
Morder un hilo de agua. ¿Es tiempo ya?
La piel es nuestro único barómetro.
Hablar del tiempo, como dice Wilde, es hablar de otra cosa.
Es ventana a la incertidumbre.
El día en que mirar sea consultar rutinas de
merlín
como quien mira un índice de precios,
vivir habrá perdido su constante en el abismo
leve.
Nos evaporamos, en el beso, a las regiones del olvido
y, al reír juntos, somos intemperie:
cuando calla la risa hay un granizo que hiela
los pronósticos,
y hay que volver a repensar el mundo.
Somos agricultura de los cielos, una ancha mies del aire,
polen vago que vino de tan lejos.
Toda lucha entre iguales, todo amor de
contrarios,
toda íntima disputa está prevista
en la tensión dulce de los alimentos
terrestres,
en el grano de trigo que amarillea y revienta
en el aparador.
El perezoso giro de los astros hipnotiza las vidas,
el peaje de las estaciones, el voltaje de lo
repetido.
La hora y su exterior se nos confunden.
Y si no hubiese luz como esta luz,
si no hubiese preguntas en los ojos,
si no hubiese un instante de desvelo justo
antes de dormir,
todo serían actas.
Somos del alimento del temor.
También una ilusión de eternidad
que se entrevera con estar perdidos.
Amanece una luz
con dimensión precisa de universo.
No hace falta que diga el calendario la última
palabra.
Siempre falta infinito para lo que no
existe,vicente gallego
que es donde vivimos.
De Para lo que no existe (1999)
ADA SALAS
(Cáceres, 1965).
Licenciada en Filología Hispánica. Vivió en Francia. Es profesora de Lengua y
Literatura en un colegio de secundaria.
Ha publicado: Arte
y memoria del inocente, Premio “Juan Manuel Rozas” ((1987), Variaciones
en blanco, Premio Hiperión (1994), La sed (1997), Lugar de la derrota
(2003) y Esto no es el silencio, Premio Ciudad de Córdoba (2008) y No
duerme el animal (2009).
NO
LIMPIAN LAS PALABRAS
No limpian las palabras.
Alumbran una isla en el lugar
del miedo y extienden una rama
al paso de los pájaros. Acogen
cuanto nace del hambre de las cosas
y mueren en silencio.
Pero su amor no limpia.
Como no limpia el llanto el rastro
de estar vivos.
Alumbran una isla en el lugar
del miedo y extienden una rama
al paso de los pájaros. Acogen
cuanto nace del hambre de las cosas
y mueren en silencio.
Pero su amor no limpia.
Como no limpia el llanto el rastro
de estar vivos.
De La sed (1997)
*
El óxido
la zarza
algún resto que
antiguos habitantes
no llevaron consigo.
No es hospitalario
este lugar. Es hosco
y sin embargo
qué te trajo hasta
aquí.
No hay nadie
ya lo ves
no hay nada
y sin embargo
esto no es el
silencio.
Un discurso continuo
emana de las cosas
un discurso que suma
lo animal
y lo humano
y no tiene
apariencia
de animal o de
humano
y por eso
oh ciegos
nos parece
inaudible.
Aquí bajo esta viga
que amenaza
con abrirte la
frente
puedes quedarte
quieta
dejar que la
intemperie te pudra
y te corrompa
y te derrumbe al
cabo.
Un desplome
de huesos
como el que hizo de
un muro
este montón de
piedras.
De
Esto no es el silencio (2008)
**
Otros han transitado
este desierto.
A tu derecha has
visto
los despojos de un
hombre
calcinado de sed. A
tu izquierda
dejaste
a una mujer que aún
ardía en el delirio.
De muchos
escuchaste
palabras que
alentaron
tu larga travesía.
De todos
aprendiste
que no hay rumbo
posible.
Puede ser que las
bestias acaben con tu cuerpo
o que el miedo te
coma
y pretendas
volver
como si nunca
hubieras emprendido el viaje.
El final será el
mismo.
Así que no lamentes
la infinita
distancia
el plomo
inquebrantable que dibuja el silencioso
y que nunca se
acerca.
Si desfalleces
mira
a los ojos del
buitre.
Habrás dejado
al menos
razón de tus
cenizas.
De Esto no es el
silencio (2008)
AGUSTÍN CALVO
GALÁN
(Barcelona, 1968). Poeta
multidisciplinar. Ha publicado: Letras
transformistas, (2005), Otra ciudad
(2006), Poemas para el entreacto
(2007), A la vendimia en Portugal
(2009) y Escozor nuestro de cada día
(2012). Ha realizado numerosas exposiciones de poesía visual y su obra ha sido
recogida en diversas antologías especializadas. Creó y dirige Las afinidades
electivas.
TIEMPO DE
El tiempo,
en la maduración del
aire,
hace del silencio
ruido,
crece de la sombra
luz,
reserva
las aspas
en el instante en
que callarían
y vuelve de nuevo
a girar,
girar
y rarigirar.
DOURO
El paisaje
país
desde
el país alto
tras-
montano
humanizado.
VENDIMIADOR
El poeta también va
a la vendimia,
recoge
frutos,
selecciona, respira
hondo y
corta
el racimo
secamente,
ejecutando el
drama,
lo deposita, con
cuidado enfermizo
entre el resto de lo
ya cortado.
Después, poco a
poco,
con la paciencia
necesaria,
en solitario, irá
pisando versos
y transformando su
cosecha.
Nada es del poeta,
salvo
la transformación.
De A la vendimia de
Portugal (Ed. Amargord, 2009).
REBECA ÁLVAREZ
(Madrid, 1976).
Publica su primer poemario en 2010, en Ediciones Amargord, Suponiendo la cicatriz como
posibilidad de la herida (2010), donde posteriormente coordinó la
colección Candela de poesía. Ha sido antologada en Blanco Nuclear (Sial) y Poetrastos
(LVR), y próximamente estará en Inabsent(i)a
(Nanoediciones). Participa en numerosos recitales , colabora en la web Culturamas y
ultima su(s) próximo poemario: La espera horizontal. http://lanochedeperfil.blogspot.com/
CUERVO
Hay un resto de noche junto al día que empieza.
Hay un resto de noche de perfil,
próximo a la piscina.
Su ojo
es el punto de fuga
del jardín,
su silueta forma
sombras chinas sobre el muro,
enjaulada por verjas
que el reflejo del
agua hace temblar.
Hay un resto de noche de perfil
despeinando muñecas
cerca del mediodía.
Y de pronto abanica
el aire que lo
encierra
y callan las
chicharras un instante.
También hay una niña,
está tumbada al sol,
sobre la hierba.
Y hay un resto de
noche de perfil,
tal vez (si le
dejara) besaría sus ojos.
Pero la niña duerme,
de momento el cuervo
no es más que un pájaro.
De Suponiendo la
cicatriz como la posibilidad de la herida (2010)
PROFILAXIS
Presérvate
de la descendencia y
de la mortalidad
prematura.
Ponte la distancia y comprueba
Ponte la distancia y comprueba
(cada cinco minutos)
que sigue ahí,
que no ha sido
engullida
ni se ha
deteriorado.
Nunca te falla el
cronómetro
para reponerla en el
transcurso de las eternidades.
¡Eso, tú sigue
interrumpiendo!
(no vaya a ser
que se produzca el
contacto).
Ella no tiene frenos, abróchate
bien fuerte el
cinturón.
Haz una pausa
durante el
intercambio de salivas y las pieles siamesas.
Ordénale desnudarse
y alinea sus zapatos, dóblale
la ropa en el
armario
y las rodillas.
Mírala en contrapicado, poderoso
y protegido,
que en el
centrifugar de los juncos no se desprenda
la juntura del
monstruo bicéfalo.
¡Sí, imponte!
Ella también
prefiere el látex
(para fregar los
platos a los que tú
sacas brillo).
¿O es que la consideras
corrosiva?
¿tal vez babilónica?
Pero no, los
restantes orificios
no te inquietan, ¿no
acostumbran
conllevar alianza?
¿O tal vez temes
ser parido hacia
dentro, pasto
de su voracidad?
Con suspiro,
ella encoge los
hombros.
¿Qué duda cabe?
¡te alaba la razón y
te la envidia!
(aunque a menudo
termine
maldiciéndola a
voces y a portazos).
Pero algunas veces
necesitaría
abrasarse en el abandono
de pausas,
esterilizaciones y prudencias.
Derretirse.
Puenting. Grito. Sobrepasar al vértigo.
Aunque si compartir estropajo es
demasiada proximidad
para tu aguante,
en algo estáis de
acuerdo:
para ser dos se
necesita
un poco de
distancia.
De La espera
horizontal (inédito. 2012).
VERÓNICA MARTÍNEZ
DELGADO
(Fruxeira,
Valdovino, 1976). Licenciada en Historia del Arte por la U. de Santiago de
Compostela. Ganadora en dos oportunidades del Premio Fernández del Riego. Forma
parte del colectivo Bilbao de Madrid. Ha publicado Desterrada do meu corpo
(2001), Deshabitada e sen verdugo (2003).
*
Me tocabas
el vientre
como un dios toca su mundo.
No estaba preñada,
pero me creció un mar
de deseos
que duró una vida.
De Desterrada do meu corpo (2001)
**
Yo entraba en casa
deseando
que todo oliese a témpera,
aguarrás,
y que en el pasillo
hubiese
una mujer desnuda, hermosísima,
posando
sólo para ti.
De Cara a un solpor de gatos (2005)
***
Yo vivía
para este ladrón de
almas
que pujaba,
alquilaba,
revendía,
vendía,
traspasaba,
prestaba
y a veces hasta
regalaba
mi lado de la cama
entre las
prostitutas de lujo
del barrio alto de
la ciudad.
De Isto é un poema e hai xente detrás: O ladrón de almas (2007)
ANA GORRÍA
(Barcelona, 1979). Licenciada
en Filología Hispánica por la U. Complutense de Madrid. Crítica literaria.
Forma parte de la llamada generación del dosmil.
Autora de Clepsidra
(2004), Araña (2005) y los cuadernillos De lo real y su contrario
(2007) y El presente desnudo (2011).
II
En el reino del agua
no hay fronteras, ni vísperas, ni tardes ni barreras que extenúen el cauce de
las manos.
En el reino del agua
hay sólo un horizonte que se empuja a sí mismo, con la tensión perpetua y
estelar de un rostro en las pupilas.
De Clepsidra
(2004)
VII
El reloj se va
abriendo
con una suave
cadencia
de tortuga amanecida
en el centro del
vientre
como un aborto de
magnolia y cedro.
Y pausa a pausa,
cae nuestro amor
esdrújulo en torrentes
de líquen y de
helecho.
Florecen las esporas
del cielo de la tarde.
De
Clepsidra (2004)
SPIDER
A solas con la
fiebre,
temblando,
sobre la niebla azul
qué camino trazar,
porqué la urgencia,
a quién alzar
este
alfiler de vidrio
incandescente,
cómo cesar la luz,
dónde
depositar
los firmamentos
que arrastro entre
las manos,
sin voz,
con la emergencia
del hambriento
que niega los
eclipses,
el óxido ordinario
de las tardes,
lo fácil de las
líneas,
que apuesta el
estupor
a la temeridad de
las visiones,
con la fe del que
arriesga
en el costado,
la sal de la
victoria.
De Araña
(2005)
GÉISER
Moviéndose la luz,
en este cuarto
que insiste en su
corriente extraordinaria.
Constante catarata
que disuelve
su esbozo entre los
ojos para abrirlos
a las calles mojadas
por la lluvia.
De Araña (2005)
ESCOMBRADA
Es la cornisa rota y el mundo que se
cae.
Igual que el sueño, vuelve
la tarde a ser carne apagada
cáncer en las paredes de la luz.
Oscuridad que tiembla en un alambre.
De Araña (2005)
ÁLEX CHICO
(Plasencia, Cáceres,
1980). Licenciado en Filología Hispánica U. de Salamanca. Doctorando de la U.
de Barcelona con una tesis sobre José Antonio Gabriel y Galán. Profesor de
Lengua y Literatura en un instituto del Baix Llobregat. Crítico literario. Ha
publicado La tristeza del eco (2008), Dimensión de la frontera
(2012); las plaquettes Las esquinas del mar (2004), Nuevo alzado de
la ruina (2005) y Escritura
(2010). Codirige la Revista de Humanidades Kafka y Els dilluns de La Cigale,
con Juan Vico, exitosa experiencia de poesía marginal en vivo en el
barrio de Gràcia en Barcelona.
LISBOA
a Álvaro
Valverde
Debajo del mirador
se extiende el
vacío.
Resulta difícil acudir
a la experiencia
en un lugar que se
pensaba prohibido.
Lo que antes fue un
río
ahora reaparece como
arrecife en la costa.
Las farolas,
dispuestas a lo largo
de esta vía,
iluminan la inscripción del camino.
Puedo, incluso,
observar mi nombre.
Con facilidad se
tensa la memoria,
porque las piedras
regresan de su estancia
siempre geométrica.
Dentro de aquella
plaza
se esconde una nueva
ciudad.
Con gratitud rescato
esta idea
en el paseo que
ahora me ocupa
(Vía Liberdade,
dirección sur).
De Dimensión de la
frontera (2012)
DESDE
EL BALCÓN
a Efi
Cubero
Me pregunto si basta
con mirar una plaza,
observando la calle
desde una ventana.
Si para sobrevivir,
sólo se requiere un
poco de armonía,
y no resulta
necesario
contribuir al mundo
con interminables y
tediosas relaciones.
Me pregunto si
alguien
puede subsistir a
base de estar
siempre solo,
ocupando el mismo
espacio
en silencio,
distinguiendo la
gente en la distancia,
y evitando
nuevamente el saludo.
Me pregunto si no es
posible
continuar con una
existencia anónima,
conformada de
percepciones lejanas
y mirar hacia uno
mismo
como un ser
satisfecho.
Me pregunto si se
puede vivir
mirando la calle y
al mismo tiempo
no pensar en nada.
De Dimensión de la
frontera (2012)
EN
URQUINAONA
Qué quedará de mí
en este lugar,
cuando apenas se
sujeten
los últimos bancos
del parque.
Me miro ahora a lo
lejos
y reconozco a un ser
solitario,
rodeado de los pocos
árboles
que delimitan esta
plaza.
Qué quedará de mí
y qué quedará de
estas formas inciertas
que acompañan al
viajero – en su estancia
siempre breve.
¿Seguirás aquí,
tiempo después?
Cuando la luz sea
transparente
y esta sombra de
mayo
se convierta en la
ruina que ahora soy.
De Dimensión de la
frontera (2012)
ANNA-LISA MARÍ
PEGRUM
(Palma de Mallorca,
1983). Licenciada en Filología Hispánica y Traducción e interpretación por la
U. de Barcelona . Poeta y traductora, ha trabajado como docente de inglés en
colegios de su ciudad. Viajera empedernida ha vivido en Alemania, Camboya y
Australia. Algunos de sus trabajos se han publicado en revistas como En Sentido
Figurado, Letralia, Kafka, hankover y poesiaygrafica. Su blog Les aspirines
de l'exili, es muy seguido por las nuevas generaciones.
PMI-BCN
Rezo por recobrar
mi nombre y
el hueco detrás de tu cama
donde se esconde mi sujetador.
Rezo por recobrar
las taquicardias,
las rodajas de pepino,
las callejuelas estrechas
por donde siempre se cuela el sol.
Suenan plegarias
que pronuncian barcelona.
Suenan baldosas lejanas,
croc croc, croc croc, croc croc.
Inédito
(2011)
Just a little
more magnesium, please
y sigo aquí
dándolo todo
porque creo en la
luz
en el fondo
de la boca del lobo,
sigo amando
la libertad de los
desiertos pixelados
y del asfalto
granulado,
sigo emperrada en
encontrar
la manera de
recordarte
sin haber de
marchar.
prometo no romperme,
seré tu poema
nocturno y
marcharé sin
despertarte:
desde la ausencia de
tu nombre,
de tus nueve dígitos
y hasta
de un rincón donde nombrarte
-
seguiré aquí
amándolo todo.
Inédito (2012)
Yo,
que también hago ejercicios de escritura sin que nadie me lo mande
cuando
dejo los gintonicis en la barra del bar
Yo, que mudo cada noche los bares porque con
uno no tengo suficiente,
yo, que mudo los barrios porque me canso de
bailar sus calles borracha
y conozco los pliegues de sus baldosas
y el sabor verde y la luz de sus farolas,
yo, que en función de los gintonics mudo la
forma de andar.
Yo, que he mudado los vecinos y la manera de
pedir la sal,
yo, que he mudado los idiomas en que digo las
palabras te quiero
y que mudo la cama y sus sábanas sucias
por otras limpias que me aburren
taaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaanto,
yo, que deshice las maletas miles de veces
para volverlas a hacer
y que quise escuchar las campanas
con la misma nostalgia
que aquella primera vez
¿recuerdas?
yo, que me he abrazado a unos labios
y he esnifado las pieles de
seres que no pude comprender,
me mudo para siempre, te digo,
me mudo de una vez y para todas
a este alzheimer que me induce al sueño,
a un país hecho a base del xanax
que siempre llevo en la maleta y que me salva,
a esta aspirina que es para mí la escritura,
la página en blanco,
el libro en la esquina que me mira y que hoy
-lo juro-
estoy a punto de empezar.
Inédito (2011)
Otras muertes
también son posibles
te dije
no importa
te dije
puedes follarme
te dije
que era fuerte y no dolía
te dije
que todo estaba bien
y el polvo blanco estaba bueno
y los cubatas también
alabé las rodajas verdes de pepino en tu bebida
te dije
suspiro
te dije algo en mi cabeza mientras hablabas
pero ahora no recuerdo qué
pero ahora no recuerdo qué
te dije algo así
como que yoko ono dice
que cada vez que no decimos lo que queremos decir
morimos
que cada vez que no decimos lo que queremos decir
morimos
y tú me miraste
extrañado y dijiste:
¿otra?
Inédito (2011)
ELENA MEDEL
(Córdoba, 1985).
Vive en Madrid. Estudió Filología Hispánica en Madrid. Crítica y agitadora
cultural. Mantiene una web.
Ha publicado: Mi
primer bikini, Premio Andalucía Joven (2002), Vacaciones
(2004), Tara (2006) y el cuadernillo Un soplo en el corazón
(2007).
MI
PRIMER BIKINI
Sólo yo sé cuándo
sobrevivimos.
Lo sé porque mis
dedos
se transforman en
lápices de colores.
Lo sé porque con
ellos
dibujo en las
paredes de tu casa
mujeres con rostro
de epitafio.
Porque, a la caricia
de la punta,
comienza el derrame
de los cimientos
formando arco iris
en la noche.
Porque, al escribir
testamentos,
en el suelo, se
remueven las vísceras
de azúcar, y trepan
tus raíces.
Grabo versos de
colores fríos
en tu piel, de
arquitrabe a basa,
y les llueve y los
diluye, y compruebo
que la lluvia suena
como hacen al caer
las canicas
brillantes y naranjas
que cambiaba en el
patio del recreo,
poco antes de calzar
mi primer bikini.
Hoy guardo las
canicas, como un apagado
tesoro, en los
huecos de otras espaldas.
Pinto también en la
terraza de enfrente
un jardín de lápidas
cálidas y hermosas.
Trazo como una
medusa de bronce,
un paraíso de
cadenas hendiendo en mantillo
el valle diminuto
que proclama que es frágil
y sin embargo, dirás
tú, sobreviviré.
De Mi
primer bikini (2002)
PUNTO
DE PARTIDA
Un poema condenado
al ocio.
Sus dieciocho versos
montan en autobús
y guardo en la
cartera – dibujos animados-
dos pasajes con
destino a la garganta.
Tu móvil, apenas
unos céntimos, sonrisa:
ganarte así,
renegando de Espronceda
Tus besos son la
excusa del verano.
De
Vacaciones (2004)
L'ENFANT
TERRIBLE
Mi chico azul surgió
de un tren celeste.
Azul su discman y el
CD de Los Planetas,
era tan frágil que
sólo hablaba con monos ebrios
-colgados de farolas
en medio del océano-
y acariciaba su codo
con acento de verano en Irlanda.
En la arena, el
hueco de su talón imitaba
al cortafuegos
abierto por las mandíbulas de Hansel,
negándome la dulce
perversión de sus paredes.
Diez minutos
construyeron mi paraíso mirándole las uñas.
Sólo porque el fue
mi fetiche – azul napoleónico de Elba-,
decidí cobijarle
para siempre en mi mochila
-entre los libros de
poemas y mis bragas-,
pero me rechazó con
la distinción que le supuse.
Pez azul chocando
contra mis tobillos,
el cielo de su boca
se encapotó al querer cruzarlo:
demasiado azul,
demasiado azul, demasiado azul.
De
Vacaciones (2004)
L'AMOUR
EST BLEU
Cuatro pasos de agua
son frontera
entre su ombligo y
la autopista.
Confío en la ruta de
mordiscos de su espalda.
¿Me anochece para
siempre esta señal?
¿O es brújula de luz
para la tarde?
De
Vacaciones (2004)
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