domingo, 24 de julio de 2011

LA MUJER BARBUDA


En la página 110 de la más reciente publicación de Ramón Illán Bacca, una de sus protagonistas, Aspasia Estratiotes, conocida como "La Chipriota" aunque nació en Panamá, confiesa: "Yo le inventaba historias sacadas de los folletines que leía, y mis historias eran cada vez más truculentas". Un poco así obra el escritor de Santa Marta, radicado hace mucho tiempo en Barranquilla,  y lo hace anunciando desde el título que estamos frente a una novela libre de solemnidades, en la que las historias nacional y regional van a ser víctimas del humor y la irreverencia, de la destreza fabuladora de un autor que desde su primera novela, la siempre recordada Debora Kruel (1990), demostró que las culturas con mayúscula y con minúscula, universal y popular, pueden hermanarse a través de la ironía.
En la Colombia de comienzos del siglo XX, golpeada por la pérdida del itsmo y dividida entre los favorecidos por la presidencia del general Reyes y quienes conspiran contra lo que consideran una dictadura, las protagonistas son las mellizas del Valle, una de ellas afectada por el hirsutismo y la lascivia, y una sociedad provinciana de obispos pornófilos, terratenientes y políticos corruptos, un narcotraficante descendiente de Joseph Conrad y el hijo de Candelario Obeso, también poeta, y una colección de extranjeros capturados por el trópico, entre los que se destaca Spencer Cow, un inglés opiómano y cazador de orquídeas, capaz de comentarios como este:

¿Por qué -me preguntaba al oírlo-, no puede nombrar algo a alguien sin colocarle un adjetivo? Las mujeres de su país y de su medio no eran simplemente mujeres sino que estaban llenas de "cristianas virtudes", de "garbo y señorío", de "belleza radiante y exquisita distinción", y ante ellas él no decía poesías sino "pulsaba la lira".

La inconfundible ligereza del autor, una de las características privilegiadas de su estilo, permite que un tema erótico, con ribetes de ambigüedad –el atractivo sexual de una mujer peluda-, sea tratado sin estridencias ni prejuicios, y también facilita que los personajes comenten con familiaridad las realidades sociales y políticas de la época, muchas de ellas extrapolables a nuestros tiempos: el cónsul británico le pregunta a un blasonado aristócrata samario:

-Y si esa gente menuda se subleva.
Me contestó:
-Muy sencillo: al que mas grite lo uniformamos de verde y ese se hace matar por nosotros.

Como siempre, la aparición de un nuevo libro de Ramón Illán Bacca es una alegría para los lectores más exigentes, y lo puede ser también para quienes de vez en cuando desean la compañía de un buen libro.

No hay comentarios:

Publicar un comentario