lunes, 30 de abril de 2012

LOS VENGADORES

Los vengadores de Joss Whedon es una película muy en la línea de Transformers y Iron Man, que se toma las cosas con muy poca seriedad, lo que permite que el espectador la acepte como una ligereza de fin de semana que se puede olvidar impunemente. El humor y la ironía de la que hacen gala algunos de los actores, sobre todo Robert Downey jr. son la fuente de sus mejores momentos. Lo demás es lo de siempre: efectos especiales, un portaviones volador, patriotismos de cartón piedra, abnegaciones de último momento y extraterrestres que, como se mencionaba en otra película, insisten en invadir a los Estados Unidos de América. Tampoco lo logran esta vez, absurdo de absurdos, sobre todo si pensamos en que tienen el número de combatientes y la tecnología para hacerlo. Ni en Independence Day (1996), basada en La guerra de los mundos, la novela clásica de H.G. Wells,  Hollywood se resignó a admitir que la raza humana sería incapaz de repeler el ataque de una civilización que tuviera los avances científicos suficientes para llegar hasta este planeta perdido de la Vía Láctea. En la novela de Wells, como en las versiones más fieles que de ella se han filmado, son las bacterias y los virus -y no precisamente informáticos-, los que detienen a los alienígenas. Inconsistencias aparte, Los vengadores, que debía confirmar a Scarlett Johansson como uno de nuestros símbolos sexuales, se toma el trabajo de poco a poco, con una sutileza que sólo traiciona al final, cuando se entretiene mostrándonos su exquisita silueta , llamar la atención sobre Cobie Smulders, exmodelo y actriz con una belleza a lo Carla Bruni, a quien de seguro darán un protagónico en los próximos años -varias veces se la mencionó para encarnar a la Mujer Maravilla-.



 Ningún mal nos hace ver fotos suyas. Tampoco esperar que esta secundaria de hoy se convierta en la estrella del mañana.

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