Ana María Shua
Sueño # 69. Despiértese
Despiértese, que es tarde, me grita desde la puerta un hombre extraño.
Despiértese usted, que buena falta le hace, le contesto yo. Pero el muy
obstinado me sigue soñando.
Sueño # 250. Manzana
La flecha disparada por la ballesta precisa de Guillermo Tell parte en
dos la manzana que está a punto de caer sobre la cabeza de Newton. Eva toma una
mitad y le ofrece la otra a su consorte para regocijo de la serpiente. Es así
como nunca llega a formularse la ley de la gravedad.
Clases de gimnasia
Para aumentar la flexibilidad de troncos y ramas, evitando así
quebraduras provocadas por ráfagas intempestivas, clases de gimnasia para
árboles se ofrecen. Individuales y a domicilio. Precios especiales para
bosques.
Sueño # 108
Yo contra los huevos fritos no tengo nada. Son ellos los que me miran
con asombro, con terror, desorbitados.
Juan José Arreola
Armisticio
Con fecha de hoy retiro de tu vida mis tropas de ocupación. Me
desentiendo de todos los invasores en cuerpo y alma. Nos vemos las caras en la
tierra de nadie. Allí donde un ángel señala desde lejos invitándonos a entrar:
Se alquila paraíso en ruinas.
Cuento de horror
La mujer que amé se ha convertido en fantasma. Yo soy el lugar de las
desapariciones.
Cláusulas
1- Las mujeres toman siempre la forma del sueño
que las contiene.
2- Cada vez que el hombre y la mujer tratan de
reconstruir el Arquetipo, componen un ser monstruoso: la pareja.
3- Soy un Adán que sueña el paraíso, pero siempre
despierta con las costillas intactas.
4- Boletín de última hora: En la lucha con el
ángel, he perdido por indecisión.
5- Toda belleza es formal.
Luisa Valenzuela
Este tipo es una mina
No sabemos si fue a causa de su corazón de oro, de su salud de hierro,
de su temple de acero o de sus cabellos de plata. El hecho es que finalmente lo
expropió el gobierno y lo está explotando. Como a todos nosotros.
GUILLERMO CABRERA INFANTE
Canción cubana
¡Ay, José, así no se puede!
¡Ay, José, así no sé!
¡Ay, José, así no!
¡Ay, José, así!
¡Ay, José!
¡Ay!
AUGUSTO MONTERROSO
La fe y las montañas
Al principio la Fe movía montañas sólo cuando era absolutamente necesario, con lo que el paisaje permanecía igual a sí mismo durante milenios. Pero cuando la Fe comenzó a propagarse y a la gente le pareció divertida la idea de mover montañas, éstas no hacían sino cambiar de sitio, y cada vez era más difícil encontrarlas en el lugar en que uno las había dejado la noche anterior; cosa que por supuesto creaba más dificultades que las que resolvía.
La buena gente prefirió entonces abandonar la Fe y ahora las montañas permanecen por lo general en su sitio. Cuando en la carretera se produce un derrumbe bajo el cual mueren varios viajeros, es que alguien, muy lejano o inmediato, tuvo un ligerísimo atisbo de fe.
El dinosaurio
Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí.
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