miércoles, 9 de marzo de 2011

TONY FLOWERS EN EL GUGGENHEIM


El pasado 8 de marzo un público disímil y entusiasta se dio cita en uno de las salones del museo Guggenheim de Nueva York para recordar a Tony Flowers y festejar, treinta años después, la aparición de su Último diario, a través de una edición facsimilar, acompañada de material crítico y documentos varios.
Diego Arzate, exiliado cubano y editor de Lorca, una revista literaria independiente, relató sus encuentros durante los últimos meses de vida del malogrado escritor, resaltando la singularidad de su obra póstuma, confirmada por Raymond L. Williams, de la Universidad de California (Riverside), quien partió de la reñida votación en la que Flowers perdió el National Book Award de 1979 con Going After Cacciato de Tim O´Brien, para señalar sus rasgos postmodernos. También se recordó a Miriam Stein, la primera editora de Flowers, recientemente fallecida, y al tristemente célebre William A. Spielmann, responsable de que los libros de Flowers permanecieran fuera de las librerías durante la década de los ochenta del siglo pasado. Liliam P. Rivers, profesora de Literatura Comparada de la Universidad de Connecticut, atribuyó a las lecturas de H.P. Lovecraft la misoginia de los personajes masculinos de Flowers, en tanto el influjo de sus novelas en la nueva generación de narradores hispanoamericanos fue tema de J. Alejandro Rodríguez de la Universidad de Bogotá (Colombia). La socorrida tesis de sus cercanías formales y temáticas con Hemingway, Graham Greene y Frederick Forsyth, la Nueva York de la década de los setenta y la década en general, también fueron motivos de disertación, aunque muchos simplemente recorrieron la extensa galería fotográfica o se acercaron a pedir un autógrafo a Debra Jo Fondren, Playmate de 1978 y presunta amante de Flowers durante un corto período, hoy directora de casting de varias productoras cinematográficas y una de las invitadas al evento.
La única conclusión posible es que Tony Flowers volvió para quedarse y las anunciadas nuevas ediciones de sus libros recuperarán para el público a un escritor tan propio de su tiempo como Truman Capote o Andy Warhol, una figura que pertenece con propiedad al universo de las letras aunque lo tentara tanto el mundillo de la frivolidad.

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