lunes, 28 de febrero de 2011

LITERATURA ACTUAL DE EXTREMADURA


Leo sin orden, sin prisas y sin decepciones el tomo de narrativa de Literatura en Extremadura, obra monumental de la Editora Regional de Extremadura, que busca destacar a quienes se están constituyendo en el canon literario de esta autonomía española, algunos de ellos nombre muy destacados en el panorama ibérico actual. Con todos los riesgos que implica olvidarse de la arqueología, Manuel Simón Viola, un escritor e intelectual por el que cada vez siento más aprecio, realizó la selecíón y se encargó del estudio introductorio y las documentadísimas notas biográficas. Las seiscientas páginas de volumen encuadernado en pasta dura incluyen, por supuesto, a Gabriel y Galán, Luis Landero, Javier Cercas, Dulce Chacón, Eugenio Fuentes, Julián Rodríguez, pero también reservan, por lo menos para mí, la sorpresa de, por ejemplo, Carlos Lencero, autor del siguiente texto de Los arenales de la madrugada:


Nació en Akita, junto al mar, con los ojos deliciosamente oblicuos, y fue una niña muy querida por unos padres casi ancianos que tenían seis dioses de marfil encerrados dentro de una maleta de ébano. Una vez cada siete días, colocaban a los dioses sobre una estera y les confiaban las penas y los deseos que tenían.
Aprendió la obediencia, la crueldad, y las técnicas del amor, en una adolescencia eterna, y un día de primavera, antes de regresar a la oscuridad brillante de su maleta, los seis pequeños dioses de marfil comunicaron a los ancianos padres que la niña se debía desposar con el ayudante del jabonero de Akita.
Resultó una boda triste y tranquila. Se sirvieron grandes pescados grises sobre piedras calientes, setas de color azul, y aguardiente de arroz. Al llegar la medianoche, el ayudante del jabonero llevó a la niña a una habitación sin luz, la desvirgó sin hablarle, y luego regresó a la fiesta para estar con los amigos. Los gatos relamieron las espinas de los grandes pescados, el sol borró del cielo a la luna, y en el corazón de la recién casada brotó un odio pequeñito y duro como un grano de arroz.
Un año después, el corazón de la mujer era un inmenso arrozal en el que estaba destinado a morir sin remedio el ayudante del jabonero de Akita.
Le llegó su hora en un atardecer lluvioso, después de haber comido unas alas de pollo guisadas con veneno.
Ella se estranguló con un cordel de seda.
Sin piedad, los enterraron juntos.
El escribano de Akita escribió un texto sobre lo que había ocurrido, y lo leyó junto a la tumba. "Los caminos de la venganza no figuran en los mapas. Los hay cortos y rectos, como puñales. Largos y suaves, como los hilos de la seda. Lentos y oscuros, como los sueños de los enfermos. Pero todos tienen algo en común. Ninguno tiene salida".
 
Carlos Lencero resultó ser, además, todo un personaje. Esta nota necrológica lo revela: 
http://www.elpais.com/articulo/agenda/Carlos/Lencero/escritor/elpepigen/20060408elpepiage_8/Tes  

Observador atento, Manuel Simón Viola destaca, entre otras cosas, la presencia del minicuento en las letras extremeñas. Para la muestra éste de José A. Ramírez Lozano, un autor premiadísimo en todos los géneros:

El cementerio de la villa es ovalado. Las gallinas del enterrador anidan en los nichos o escarban las tumbas frescas hasta picotear los ojos de los difuntos. Por noviembre, sus deudos y familiares acuden al cementerio con hojitas verdes de perejil y se vuelven cada cual con su cestita de huevos.

martes, 22 de febrero de 2011

LUIS BUÑUEL CUMPLE 111 AÑOS


Nació con el siglo y murió en México en 1983. Luis Buñuel Portolés, hijo de una familia acomodada de Calanda (Teruel), se disfrazaba de monja con García Lorca y Dali para escandalizar con guiños y movimientos insinuantes a la conservadores transeuntes de la España borbónica de Alfonso XIII. Se fue al París de los años veinte y asistió con tal intensidad a la revolución surrealista -uno de los momentos cumbre de la cultura contemporánea-, que los pintores y poetas partícipes del movimiento lo consideraron su par gracias a su primer trabajo fílmico (Un perro andaluz de 1928, fruto del desarrollo de dos experiencias oníricas, una suya y otra de Salvador Dalí) y los públicos intolerantes arrojaron a la pantalla frascos de pintura durante la proyección del segundo, La edad de oro (1930), porque en una escena anunciaba la aparición de la criatura más depravada, disoluta y malsana del universo y sobre el redoble de los tambores despuntaba la imagen del Sagrado Corazón -también iniciada con Dalí, éste quería que la película expresara la violencia del amor impregnada por el esplendor de los mitos católicos y el resultado final le pareció caricaturesco-. En 1932 y con muy pocos recursos filmó Las Hurdes o Tierra sin pan, impresionante documento sobre la miseria en la que vivían los habitantes de una de las regiones más pobres de la península ibérica, cuya exhibición fue prohibida por el gobierno republicano; que ante la inminencia del triunfo franquista se fue a París y luego a los Estados Unidos, en donde consiguió un cargo en el Museo de Arte Moderno de Nueva York del que tuvo que dimitir porque un comentario de su amigo el pintor de los relojes desinflados alertó sobre sus supuestas veleidades comunistas. Pasó buena parte de su vida en México realizando películas -muchas de ellas adaptaciones de obras literarias: Maupassant, Manuel Altolaguirre, Defoe, Emily Brontë y Pérez Galdós fueron algunos de los escogidos- a las que imprimió su sello característico pese a las limitaciones económicas y artísticas de las producciones. Con la implacable Los olvidados (1950), retrato de la delincuencia infantil y juvenil que generan las grandes ciudades y las dificultades para redimirla, volvió, según su propia confesión, a sí mismo y, de paso, al Viejo Mundo para triunfar en Cannes, como lo haría diez años después con Viridiana, donde represión y erotismo conviven con un nuevo fracaso de los esfuerzos de redención. Los triunfos acumulados durante los sesenta le permitieron filmar en Europa algunas de sus películas más conocidas: Diario de una camarera (1963), basada en la novela de Octave Mirabeau de la que se sirvió sin fortuna Jean Renoir en 1948, uno de sus trabajos más equilibrados pese a que fustiga a la burguesía rural y al fascismo con la acritud contenida para la que sólo se prestaba el rostro de Jeanne Moreau; Bella de día (1966) -versión de la novela de Joseph Kessel-, en la que la hermosísima Catherine Deneuve realizar su papel más ambicioso e inquietante interpretando las perversiones sexuales de una amantísima esposa; El discreto encanto de la burguesía (1972) en su momento, Oscar a la mejor película extranjera, y en la que, como en El fantasma de la libertad (1974), recurrió a una idea que elaboró a partir de Engels: "el cineasta describe las relaciones sociales auténticas con el objeto de destruir las ideas convencionales de esas relaciones, poner en crisis el optimismo del mundo burgués y obligar al público a dudar de la perennidad del orden establecido"; Ese oscuro objeto del deseo (1977) que parte de la narración del escritor francés Pierre Louÿs y da vida con dos actrices muy diferentes pero inequívocamente bellas -Carol Bouquet y Angela Molina- a la "virginal" Conchita, su última perversión fílmica; que en 1982 publicó El ultimo suspiro, sus memorias, un año antes de cumplir con el funesto título.

Freudiana, iconoclasta, poética, anticlerical, tremendista, caótica, surreal, machista, su obra ha sido calificada de muy diversas formas, lo que no impide que sea considerado uno de los grandes creadores cinematográficos de todos los tiempos: "Buñuel no duda en traspasar, en fracasar, en destrozar, en diezmar. Es el primer hombre que ha comprendido el medio cinematográfico (...). Muestra lo que hasta ahora se nos ha evitado, y no lo hace para impresionar sino para convencer. Su violencia es una catarsis. Sus imprecaciones son más puras que los himnos de la iglesia cristiana", escribio Henry Miller para The New Review en 1931. Francois Truffaut dijo: "Buñuel cree que la gente es imbécil pero que la vida es divertida... Tan anti-burguesa, anti-conformista y sarcástica como la de Stroheim pero más suave, la visión del mundo de Buñuel es subversiva y deliberadamente anarquista". En 1987 Nelson Ascher concluyó en Folha de S. Paulo: "En el grupo de los grandes cineastas europeos como Bergman, Fellini o Fritz Lang, el español ocupa un lugar único y marginal. Sus filmes son irrepetibles y Buñuel no dejó herederos. Su obra surge de un entrecruzamiento de condiciones peculiares -el arcaismo de su país y la modernidad de su arte, el provincianismo marginalizado de España y la universalidad de sus obsesiones-, de condiciones que, como el propio cineasta sugiere en sus memorias, ya no existen. Para los que niegan la existencia del cine de autor y niegan a los filmes la estatura de gran arte, la obra de Buñuel es una refutación ejemplar". La lista de sus proyectos inconclusos o apenas esbozados es otra semblanza, otro comentario: un guión sobre Goya que inicia en 1927 para concretarlo diez años después en una sinopsis: La duquesa de Alba y Goya, la adaptación de obras de André Gide, Henry James, William Golding, Dalton Trumbo, Evelyn Waugh, Julio Cortázar, Huysmans, Dino Buzzati. M.G. Lewis y José Donoso, entre otros.

Catherine Deneuve, su equívoca Tristana (1970) dijo: "es, en primer lugar, un formidable narrador de historias, un guionista diabólico que mejora sin cesar el texto para que la anédota sea más interesante, más sugestiva" y reveló con respecto a trabajar con él: "La óptica de Buñuel, incluso cuando rueda una historia dura, sigue siendo la del humor negro. Buñuel bromea a propósito, es socarrón y ríe a menudo. Gracias a su presencia se divierte uno mucho". Licenciado en Filosofía y Letras, fundador de la etílica "Orden de Toledo", discípulo de Jean Epstein y admirador de Sade, celosísimo esposo de Jeanne Rucar, amigo fiel y hombre de familia, maestro de sus coguionistas Luis Alcoriza y Jean-Claude Carrière, en su obra, como dijo Carlos Fuentes, la libertad es la acción del deseo.

viernes, 18 de febrero de 2011

LA LOCA DE LA CASA DE ROSA MONTERO

La Red Nacional de Talleres de Escritura Creativa del Ministerio de Cultura ofrece ahora a los visitantes de su sitio web las lecturas recomendadas por sus escritores asociados y algunos directores de taller. Por sus características particulares, que creo útiles para quienes quieran convertirse en escritores, reseñé La loca de la casa, de la escritora española Rosa Montero, una muy buena novela: http://www.mincultura.gov.co/index.php?idcategoria=42590

viernes, 11 de febrero de 2011

DOS ENTREVISTAS

Los nombres de Triunfo Arciniegas y Eduardo García Aguilar no suelen aparecer juntos, a pesar de que pertenecen a la misma generación. Pues bien, el primero invitó a su blog al segundo, y el resultado vale la pena leerlo: http://triunfo-arciniegas.blogspot.com/2011/02/eduardo-garcia-aguilar.html

En Con-fabulación, el periódico virtual y alternativo, Marcos Fabián Herrera Muñoz ha entrevistado a uno de mis escritores más queridos, Ramón Illán Bacca. Este es el resultado.

Es frecuente verlo caminar por las calles de Barranquilla siempre sonriendo y fraguando una nueva broma. En esta ciudad en la que el mar y el salitre siempre han tejido secretas complicidades con la literatura, conversar con Ramón Illán Bacca es asistir a un gozoso y febril rito de juglar caribeño. Al final de la proyección de un documental sobre la vida de éste joven longevo de 72 años, dotado de tantos bríos y entusiasmos como los que suelen abundar en el esplendor de la mocedad, he visto el mohín de aceptación a este diálogo.


Se asoman en sus historias un haz de desparpajo e hilaridad. ¿Le sobra solemnidad y escasea en humor la literatura colombiana?


Veo algunas listas canónicas de novelas nuestras y me doy cuenta que he leído de ellas un número que no me permitiría hacer ese tipo de afirmaciones. Mi experiencia como lector sería la de que pocas me han despertado sonrisas. Al investigar para “Escribir en Barranquilla” encontré textos como “Asaltos” de Víctor Manuel García Herreros (muy desconocido) – o algunas páginas de García Márquez muy pero muy divertidas. Mis lecturas de Saki, Swift, Chesterton son frecuentes aunque mi inglés es precario. Después de tratar de leerlos en su original corro a confrontarlo con las traducciones. Son mis humoristas preferidos y también en castellano Cabrera Infante tiene momentos gloriosos. Nuestros autores nacionales no marcan ese puntaje.


Los rescoldos extraviados de la historia oficial y los rasgos anecdóticos de la misma, son los mojones sobre los que se erigen tus novelas. ¿Coincides con Truman Capote al acudir al chisme como principal insumo literario?


El hombre de la calle nunca está en los puntos de decisión de la historia, más bien la historia los arrolla. Mis personajes no son heroicos aunque no sé si son anti héroes. Pero si creo que el desarrollo de la pequeña anécdota es la que nutre la mayoría de la novela mundial. Lo otro es la novela de ideas donde los personajes dicen cosas importantes todo el tiempo. Algunos como Tomas Mann y muchos otros novelistas alemanes – a los cuales leí mucho en algún tiempo, en español por supuesto - son de una profundidad admirable, con comentaristas entre nosotros como Estanislao Zuleta a cuyas charlas asistí con frecuencia. Los escritos de Truman Capote, a quien mencionas como una de mis influencias, me gustan mucho, pero tengo muchas otras como la de Somerset Maugham quien se definió como “un escritor de primera entre los de segunda”. Me siento muy identificado con esa definición. Ahora ¿Qué es el chisme como elemento literario? ¿El chisme y su relación con el humor? Eso daría para un curso de literatura de por lo menos un semestre y en el que me matricularía.


Libros como Crónicas casi históricas y Escribir en Barranquilla, traslucen tu interés por la genealogía creativa de la ciudad. ¿Consideras que la revisión de la tradición vernácula es un proceso indispensable en el oficio de escritor?


“Crónicas casi históricas” es una selección de mis artículos periodísticos y de algunas crónicas en revistas. Tengo más de treinta años de estar publicando columnas de tipo cultural desde “Toque de Conticinio” en el desaparecido “Diario del Caribe “hasta “Puntos de bizca” en “El Heraldo”. Soy de esos columnistas conocidos que la gente lee por hábito. “Escribir en Barranquilla” fueron crónicas sobre el quehacer literario en la ciudad. (O sea sus tertulias, sus publicaciones, lo que lee la gente, los movimientos que se han dado, eso. No hablé de autores ni analicé libros) Escribí este libro como parte de mi vida académica y porque me ganaba una plata extra. He recibido palo pero más han sido los golpecitos animándome. Este libro es hoy por hoy una referencia obligada para entender el proceso literario de esta ciudad. No sé si la revisión de la tradición vernácula sea importante para el escritor pero escribir columnas y crónicas como se dice en el argot beisbolero “calienta el brazo”.


¿La mitificación del legendario grupo de Barranquilla, encuentra pábulos distintos a la presencia de un nobel de literatura en su conciliábulo?


El grupo de Barranquilla ha tenido estudiosos locales, nacionales, e internacionales, y ha sido materia de artículos en toda clase de revistas. Barranquilla, que según García Márquez, ningún prestigio duraba más de tres días, ha convertido el Grupo en un hito en su historia. Hay lugares como “La cueva” o el Parque Cultural como sitios de peregrinación obligada y en donde la referencia al grupo y a sus integrantes es una de sus atracciones. Las figuras de José Félix Fuenmayor, Álvaro Cepeda Samudio y Ramón Vinyes, para citar algunos, han dado para variados estudios sobre su obra. ¿Quién niega que Fuenmayor y Cepeda, fueran unos de los mejores cuentistas en este país? Con la publicación este año de “Crónica”, el vehículo del grupo, se demuestra la alta calidad de su producción literaria. ¡Mejor que “Mito”! llegó a exclamar Jacques Gilard “el sabio occitano”. Me parece exagerada la apreciación pero también indica la sorpresa y admiración que despierta este magazín deportivo –literario hecho en una ciudad del caribe de pocas librerías y con más interés en las letras de cambio que en las literarias.


¿Es legítimo y acertado proponer categorías territoriales como la de " literatura Costeña"?


El concepto de “Literatura costeña” sirve para hacer antologías de cuentos, crónicas y selección de novelas. Hay criterios frecuentes para poner algunos nombres pero si se pregunta el por qué, ya no es tan claro. Muchos de los autores nacidos aquí viven en el interior del país o en el exterior y sus temas son múltiples. ¿Nos une el mar?¿La forma de hablar? ¿Los escenarios? Tendría que hacerse un estudio sobre esos elementos. En su libro “Novela y poder en Colombia” de Raimond L. Williams (1991) éste clasifica la novela por cuatro regiones: La andina, la costeña del Caribe, la antioqueña y la del Gran Cauca. Me he leído muchas de la lista costeña y me he preguntado si se pueden meter todas en un mismo saco. Antonio Benítez Rojo afirmaba que lo que unía a la gente del Caribe era “un modo de caminar” No sé si eso es lo que nos une.


Meira del Mar, Helena Araujo y Marvel Moreno son logradas voces que atesora el caribe. ¿Observas alguna relación entre el festivo ambiente del litoral y el surgimiento de poetas y narradoras de ese valor?


Meira Delmar, Helena Araujo y Márvel Moreno son tres escritoras de las que salvo Meira las demás han vivido y escrito en el exterior. Más aún, Márvel en su novela “En diciembre llegaban las brisas” expresó su rechazo a Barranquilla y sobre todo a su clase alta. He leído algunos cuentos de Helena Araujo y fui amigo de Meira. No diría que es festiva la obra de ellas. Y ¿festivo el costeño sumido en la miseria? Tengo dudas.


Son frecuentes los casos de una súbita atención concedida a la obra de escritores marginales y tardíos. ¿Compartes hermandad en la logia que integran Bufalino, Saramago, Conrad y otros?


Me encanta la definición que me has hecho de “Autor marginal y tardío” además de la buena compañía que me asignas. Una comentarista de mi novela “Deborah Kruel” decía que yo era un autor “minoritario” según la clasificación de un filósofo francés. No soy fuerte en teoría literaria, pero acepto que cuando escribí esa novela la peste del macondismo se había desatado y yo sin embargo y al margen de esa tendencia, escribía sobre una espía nazi en Santa Marta y su vida en un Berlín inventado por mí. Ahora con los temas de narcotráfico, guerrilla, paramilitares, sexo pre - pagado todo eso, que es el espíritu de los tiempos (con muy buenas novelas sobre el tema. “Los ejércitos” de Rosero me pareció formidable) estoy otra vez fuera. No soy prolífico y además soy viejo. Mi primera novela se publicó cuando yo tenía cincuenta y tantos años .Había escrito “Marihuana para Goering” y otros dos libros más de cuentos pero ¿Uno es tardío si no ha escrito novelas sino tan sólo cuentos? De todos modos la corriente principal de los temas que el público busca lo dan las editoriales radicadas en Bogotá. A veces aquí me da la impresión que estoy en el fondo de un pozo y que veo el mundo a través de su boca abierta. Una amiga me dice que a lo mejor eso es bueno.


Fuiste el compilador de la edición antológica de la revista Voces. ¿Qué breve semblanza nos puede legar del catalán quijotesco y visionario que fue Ramón Vinyes?


Ramón Vinyes se hizo famoso cuando García Márquez lo bautizó como “El sabio catalán” en “Cien años de soledad”. Pero en Barraquilla fue una presencia fundamental en su vida cultural famoso o no. “Voces” (1917 -1920) con sus sesenta números y con colaboraciones de catalanes, latinoamericanos, antioqueños (los Pánidas que habían recibido un baculazo) y los intelectuales locales se constituyó en la mejor revista cultural del país y una de las mejores de Latinoamérica. Vinyes, por ejemplo, tradujo el primer acto de la obra de teatro “Judith” de Hebbel y lo publicó en Voces cuando en España todavía no se había traducido este autor al castellano. Él era el alma de esta revista. Traducía, escribía notas, ensayos sobre teatro, trataba de ponernos en la hora del mundo. La publicación con pocos lectores y muy buena reputación, quebró. Vinyes se fue a Barcelona en 1925 expulsado por el gobernador “Como extranjero indeseable”. En realidad cobrándole sus artículos en un periódico de oposición. Estrenó algunas obras de teatro con escaso éxito. En 1929 regresó pero en 1931 feliz con la proclamación de la República Española se devolvió a su país. Allí estuvo trabajando en periódicos de la izquierda catalana. En 1939 salió al exilio. En París conoció a Claude Simon futuro premio nobel. Quería ir a México pero solo le salió visa para Colombia y regresó a Barranquilla. En esta ocasión fue el mentor del Grupo de Barranquilla. Les dio a conocer los nuevos autores ingleses y norteamericanos. En 1949 frente a la situación política en el país decidió regresar al suyo. Colaboró en “Crónica” y al morir en 1952 se le encontraron boletos para regresar.

martes, 1 de febrero de 2011

CORAZÓN DE PIEDRA


Antonio María Flórez es una de las voces más personales de la literatura colombiana (¿o española?). Incansable en la defensa de los procesos regionales y uno de los principales difusores de los escritores colombianos en España, su poesía es una singular amalgama de influencias que tienen que ver con su Extremadura natal, las voces más contestatarias del rock, el cine alternativo y la poesía en lengua portuguesa, para no mencionar su particular visión de la literatura hispanoamericana, en especial de la colombiana. Tan hábil en las formas cortas -Zoo, poemillas de amor antiecológicos-, como en la sucesión de textos con unidad temática -Desplazados del paraíso, Premio Nacional de Poesía Ciudad de Bogotá-, ahora presenta Corazón de piedra, un libro en el que el diálogo, en todos los sentidos, aborda el caos contemporáneo y las relaciones interpersonales, con ojos de esperanza pero también con versos de desolación. Poemario de imágenes, ritmos y contrastes, a veces reflexivo, a veces oscuro, muestra con claridad que estamos ante un poeta que conoce muy bien su oficio y lo ejerce sin apuntar a lecturas fáciles o estrofas recitables, centrando su quehacer en temas que nos competen a todos, valga la muestra:

                
                  Cada día

          Cada día que vivimos
es una farsa,
cada paso que dsmos una mentira.
Todo esto es un burdo engaño.
No puede serlo.
                                                ¿Por qué?
Porque la muerte
                              no es ninguna mentira.